PRINCIPIO Y FIN DE LAS CABINAS TELEFONICAS PUBLICAS EN LA CIUDAD

Antonio Rodríguez Saiz - Diciembre 2018

 


 Se venía anunciando repetidamente por fuentes bien informadas, como suele decirse, que el Gobierno de España aprobaría la eliminación de las cabinas telefónicas publicas y guías por finalización del plazo el 31 de diciembre del presente año, que obligaba a Telefónica de España a mantener este servicio con gran falta de rentabilidad y pérdidas. Se iniciaría su desmantelamiento con el comienzo del año 2019, de las 16.000 cabinas existentes, aun en todo el territorio nacional; en la mayoría de los casos con un lamentable estado de conservación y abandono, como pueden observarse en las fotografías que ilustran estas líneas.

La sorpresa se ha producido cuando el Consejo de Ministros de ayer (27/12/2018) ha aprobado el real decreto por el que se decide conservarlas, por ahora en España, aunque su desaparición y sentencia está ya dictada. Otros países de la Unión Europea, Francia, Bélgica, Dinamarca…, ya las han retirado.

      Esta reciente decisión ha causado el natural desconcierto y sorpresa entre los operadores, más aún, cuando existía un borrador de decreto elaborado por el ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital para la eliminación de las cabinas de teléfono situadas en la vía pública. Hay que reconocer que prácticamente no se utilizan, solamente hay que observar y darse un paseo por la capital debido, principalmente, a los teléfonos móviles que prácticamente tienen todos los ciudadanos, sin olvidarse del vandalismo urbano que este campo y otros padecemos.

Cuando iba llegando a su terminación, el plazo prorrogado establecido, había yo buscado en el zaquizamí de mis recuerdos conservados para redactar unas líneas -coincidiendo con la desaparición de las cabinas-  sobre la fecha e inauguración de ellas en la ciudad de Cuenca y, como en definitiva su desaparición, antes o después, es la historia de una muerte anunciada no he querido modificar el título porque nada altera ni cambia el fin propuesto en un principio. Y a ello voy.

Las cabinas telefónicas comenzaron a funcionar en Cuenca en 1967, Año Internacional del Turismo, declarado por la O.N.U bajo el lema “Turismo para la Paz”, cuando España era ya reconocida como especial referente de sol y playa; fecha algo tardía, si se tiene en consideración que el primer teléfono público inaugurado en España fue en el Viana Park (después tendría otros nombres)  de Madrid en 1928, situado en el Parque del Retiro.

El día 20 de marzo de 1967 a las 10,45 horas entraron en funcionamiento las primeras cabinas telefónicas en Cuenca para uso público, instaladas en los siguientes puntos de la capital que contaba entonces con 31.696 habitantes:

  • Calle División Azul (hoy Avenida de Castilla la Mancha, situada frente al parque de Santa Ana o del Vivero).
  • Plaza de Calvo Sotelo nº 5, más conocida por Plaza de Cánovas; en la actualidad tiene el nombre de Plaza de la Constitución.
  • Calle General Moscardó (hoy Mariano Catalina), esquina con la Plaza de la Estación.
  • Calle Parque de San Julián nº 15 (según antigua numeración), instalada junto a la travesía que conduce a la singular calle Tintes y frente a  una de las puertas del parque.
  • Paseo de San Antonio, frente al nº 14 según la numeración antigua.
  • Viviendas de Grupo Nuestra Señora de la Paz, promovida por la Obra Sindical del Hogar y adjudicadas el año anterior.
  • Avenida Reyes Católicos esquina al Paseo de San Antonio.

El acto inaugural según narra el periódico provincial “Diario de Cuenca” fue presidido por el alcalde, Teodomiro García Pérez, médico de profesión especializado en pulmón y corazón, que cesaría en el cargo, a petición propia, exactamente tres meses después. Acompañaban al primer edil de la capital el entonces delegado provincial de Información y Turismo, José Luis Álvarez de Castro, figura señera que a sus 100 años recientemente cumplidos aun percibe el cariño de los conquenses; Rafael Pagán Mercader, delegado provincial de la Compañía Telefónica Nacional de España, dependiente de la delegación regional de Valencia; Germán Cuadros Pérez, encargado de equipo en la entidad y Augusto Parra Cobos, titular de la parroquia de San Esteban, cuyo culto provisionalmente se hacía en el antiguo Cuartel de Milicias, por estar en construcción la iglesia que ahora contemplamos.

El párroco, presente en el acto, procedió a la ceremonia de bendición de la cabina (según costumbre de la época) situada en la calle División Azul junto al parque de Santa Ana. A continuación el alcalde, García Pérez, efectuó una breve conversación telefónica con el Gobernador Civil de la provincia y farmacéutico, Miguel Ángel Alonso Samaniego. La segunda llamada realizada fue para saludar y recibir la bendición del obispo de la Diócesis, Inocencio Rodríguez Diez, a cargo del citado párroco.

 Según la reseña del periódico provincial, el prelado se expresó telefónicamente en estos términos:

 “Reciban una bendición especial todas las autoridades ahí presentes y demás personas que han asistido. Me congratulo de que Cuenca tenga estos servicios, poniéndose así al nivel de las principales de España, y que todos cuantos hayan de hacer uso de estos medios lo utilicen noblemente, y así podrán proclamar que la Compañía Telefónica vela por el mayor progreso y mejor bienestar y comodidad de todos. Repito una bendición especialísima para todos”. Así habló y así los transcribo.

 Con este acto comenzarían las cabinas su funcionamiento para uso y disfrute de conquenses y visitantes.

 Aquella crónica aduce y nos aporta datos muy curiosos que incluso pueden causar cierta extrañeza pero debemos tener presentes que nos estamos refiriendo a un importante acontecimiento de la vida local que marcaba un gran avance para la ciudadanía, ocurrido hace más de medio siglo.

 

 

Veamos, pues, algunos detalles y características destacadas de aquel hecho público y solemne.

  • El aparato telefónico que disponían las cabinas funcionaban con fichas, después sustituidas por monedas, que se podían adquirir en estancos, kioscos de prensa o de la O.N.C.E, bares, cafeterías y en la sede de la Telefónica en Cuenca, edificio que aún se conserva, aunque modificado entre la calle Cervantes y Avenida de Castilla la Mancha, en el solar donde anteriormente hubo un molino de piensos como se observa en alguna fotografía antigua con el letrero en su fachada que anunciaba “harinas y salvados”.
  • Se podía solicitar información desde la cabina del número telefónico al que se deseaba llamar, marcando el 03; era gratis, con devolución de fichas.
  • Los teléfonos de cabina funcionaban descolgando el auricular e introduciendo la ficha en la ranura que estaba situada en la parte superior izquierda.
  • No se podían introducir más de 7 fichas; al oír la señal las fichas caían según el tiempo utilizado, una cada tres minutos.
  • Se devolvían las fichas no utilizadas.
  • Para averías se marcaba el 02 y oficinas de la Compañía Telefónica, el 04.

 

La jornada inaugural del referido 20 de marzo de 1967 tuvo su continuación por la tarde con la procesión del “Viacrucis” dentro de la Semana Santa, por ser este día Lunes Santo, que había sido pregonada en esa edición por el poeta ceutí, Luis López Anglada, Premio Nacional de Poesía, Extraordinario Boscán, ese año; el autor del cartel fue Marcelino Pulla, funcionario del ayuntamiento, poeta y pintor conquense.

 

La procesión se inició en la iglesia del Santísimo Cristo del Amparo con la imagen de su titular de gran devoción especialmente en el barrio de Tiradores, situado en la ladera del Cerro del Socorro; recorrió las calles de Tintes, Fray Luis de León, plaza de Cánovas, avenida de José Antonio, plaza del Generalísimo, Aguirre, 18 de julio y Puerta de Valencia, hasta la iglesia donde se había iniciado. Debe señalarse que  a la citada procesión de vida efímera así organizada, asistieron representadas por sus estandartes y guiones las hermandades que formaban parte de la Junta de Cofradías.

 Volviendo al tema que principalmente nos ocupa de la telefonía pública decir que todo llega a su término. Estamos en el umbral de su desaparición después de haber prestado un gran servicio a los ciudadanos.

 ¿Cuál será su fin? Probablemente su destrucción llegado el momento de lo que se conserve de ellas, aunque hay que advertir como algunos países han optado por reconvertirlas en puntos para recargas de automóviles eléctricos y otros usos.

 En cualquier caso siempre nos quedará el recuerdo de aquello que en tiempos no lejanos prestó y dio un servicio conveniente e importante a la sociedad y junto a ello un mediometraje magistral, “La cabina” dirigido por Antonio Mercero con guión de este y José Luis García unido a la inolvidable interpretación del famoso actor español José Luis López Vázquez.