JUAN PARDO, CONQUISTADOR Y EXPLORADOR CONQUENSE (s. XVI)

(Sitúa el nombre de Cuenca en América del Norte)

 

Antonio Rodríguez Sáiz - Cuenca, Diciembre 2016


Fueron muchos, desde el mismo día del descubrimiento del Nuevo Mundo, los naturales de la provincia de Cuenca (España) que surcaron las aguas del océano Atlántico y allí dejaron reflejados, sin entrar aquí y ahora en más valoraciones, su nombre, hazañas, conquistas, exploraciones, misiones…etc.

Desde el primer conquense que pisó el continente americano, Gabriel Barahona (n. Belmonte) que formó parte de la tripulación en el primer viaje con Cristóbal Colón (1492) y Alonso de Ojeda, explorador y conquistador, más conocido que el anterior acompañante del Almirante en su segundo viaje, otros seguirían el mismo camino; algunos obtuvieron puestos importantes. Indicaré alguno de ellos a sabiendas de que no están todos los que son:

Virreyes: Andrés Hurtado de Mendoza, García Hurtado de Mendoza (hijo del anterior), Diego López Pacheco y Diego Carrillo de Mendoza.

Religiosos: Diego Ortín, Pérez de la Serna, Francisco Ortega, Núñez de Haro y Peralta, Marcos Mariana, Cristóbal Molina, Fermín Fuero, Diego A. de Paredes, Francisco S. Calderón, Pedro Simón y hasta uno de ellos, el belmonteño San Juan del Castillo seria martirizado y siglos después alcanzarían la santidad.

Conquistadores y milicia: González de Nájera, Juan Caballón, Juan de Saavedra, Diego de Caravallos, Alonso Berdejo, Pedro de Pantoja, Antonio Sereño.

Viene esta relación, solamente nominal puesto que, la mayor parte son conocidos y se encuentran sus biografías en monografías, artículos y libros, que a través de tiempo se han ido publicando; pero hay un importante explorador y conquistador nacido en Cuenca que, por motivo desconocido por mí ha quedado, a mi juicio, olvidado o mejor desconocido por los ciudadanos nacidos o residentes en la misma ciudad: JUAN PARDO, que en 1567 el nombre a la ciudad de JOARA en Carolina del Norte (EE.UU) y la rebautiza con el de Cuenca.

Afortunadamente el antropólogo y profesor de la Universidad de la Prensa de Alabama, Charles Hudson, de prestigio reconocido y gran autoridad en la historia, cultura de los americanos nativos, habitantes del sudeste de los Estados Unidos, publicó ya en este siglo (2005) un libro en inglés cuyo título traducido es “Las expediciones de Juan Pardo. Exploración de las Carolinas y Tennesse: 1566-1568” donde aporta documentos de este capitán conquense: recorridos, relaciones con los aborígenes de estas tierras, formas de vida, a través de sus 366 paginas.

No debe desecharse tampoco las excavaciones, informaciones y conclusiones del arqueólogo y profesor de la Universidad de Michigan Robin Beck que aún continúan.

Ambos antropólogos contemporáneos Hudson y Beck son la base fundamental para el conocimiento del capitán Pardo y profundizar en la antigua población de JOARA (Cuenca) y el Fuerte de San Juan.

Juan Pardo nació en Cuenca en la primera mitad del siglo XVI y era de origen judío.

Con este dato solamente no se puede tener conocimiento cierto de sus ascendientes más cercanos vivieron en Cuenca y frecuentaron la sinagoga de la ciudad que estuvo situada donde posteriormente se erigió la parroquia de Santa María de Gracia, en la actual Plaza de Mangana.

Quizás fuese perteneciente a una de las familias de categoría de la ciudad conquistada por el rey Alfonso VIII siglos antes; estas eran descendientes de conversos, según datos que hay en el Archivo Diocesano de Cuenca, donde figuran un gran número de ellos acusados de judaizantes, es decir, aquellos que practicaban el judaísmo siendo cristianos y ya inmersos en el campo de las suposiciones podría haber estado su familia en línea con algunos de los judíos que después de su expulsión del territorio español (1492) se establecieron en la vecina Portugal y transcurridos unos años de su marcha retornaron a España hasta el mismo lugar que habían ocupado sus antepasados.

De cualquier forma, empero, si se sabe con certeza que Juan Pardo navega desde un punto de la costa española en 1566 por el océano Atlántico enviado por la Corona de España y exactamente a mediados del mes de julio de este año llega al Nuevo Mundo con 250 hombres con la misión de reforzar al gobernador asturiano, Pedro Menéndez Avilés.

Coincide por azar su llegada con el fallecimiento del fraile dominico, Bartolomé de las Casas, defensor de los derechos de los indígenas.

Menéndez Avilés, máxima autoridad en el territorio de Santa Elena (Carolina del Norte) capital de la Florida Española, actualmente Parris Island, da la orden al intrépido capitán conquense de salir de ese lugar para tomar las tierras en nombre de España, buscar provisiones y alimentos para la misión que los religiosos de la Compañía de Jesús tenían allí, explorar esos espacios y evangelizar a las tribus.

Su marcha se produjo el primer día del mes de diciembre del año de su llegada, haciendo el sinuoso recorrido durante un mes, según testimonio de un miembro que formaba parte de la expedición alternando el curso de los ríos y realizando intercambios con los nativos y muy especialmente en Otari (cerca de lo que hoy es Charlotte la ciudad más importante de Carolina del Norte) e Issa.

Es en enero de 1567 cuando Juan Pardo y sus hombres llegan a JOARA (o XUALA), población situada al pie de la cordillera de los Apalaches (cerca de la actual Hickory) y toma su primera decisión: REBAUTIZAR EL NOMBRE DE ESE LUGAR Y PONERLE EL NOMBRE DE CUENCA, CIUDAD ESPAÑOLA DONDE EL CAPITAN JUAN PARDO HABIA NACIDO. En aquel momento JOARA era una población formada por tres o cuatro centenares de indígenas.

Elige pardo este lugar para levantar un fuerte construido de madera: el Fuerte de San Juan (llevaría su nombre) rodeado por las nieves de los Apalaches.

Deja en ese fuerte el bravo capitán un destacamento de una treintena de soldados al mando del sargento Hernando Moyano de Morales. El conquense Juan Pardo establecía así el PRIMER ASENTAMIENTO EUROPEO EN EL INTERIOR DEL TERRITORIO, HOY DE LOS EE.UU DE AMERICA casi veinte años antes que los ingleses.

Mientras, en el asentamiento del Fuerte de San Juan, la guarnición se dedicaba a la búsqueda de minerales sin la aquiescencia y conocimiento de Menéndez y Pardo; este último con el resto de los soldados fundó nuevos fuertes (cinco) conversando con los jefes de las tribus indias e intentando evangelizar y difundir el cristianismo.

El Fuerte de San Juan solamente duró año y medio; cuando Pardo regresó allí no encontró ningún expedicionario. Se tiene conocimiento de un extremeño, Juan Martin de Badajoz que huyó lleno de miedo con gran riesgo de su vida hasta llegar a Santa Elena, caminando durante 30 días amparado en la oscuridad de la noche para no ser visto.

¿Qué había pasado? En un principio los exploradores que se habían quedado en el Fuerte de San Juan mantuvieron y fomentaron las buenas relaciones con los nativos, obsequiándoles con objetos y presentes que eran recibidos con agrado pero, transcurrido un tiempo, todo se trocó en un pésimo trato y comunicación entre indígenas y españoles, derivado principalmente por la comida, provisiones y disputas por las mujeres, con casos de enfermedades venéreas no conocidas por los primitivos habitantes. Estas repetidas discordias y hastiado de la situación, fue motivo para que los indios decidieran arrasar y calcinar el Fuerte de San Juan.

Durante más de cuatro siglos CUENCA (JOARA) estuvo olvidada. Ahora es del condado de Burke en Carolina del Norte. Afortunadamente los trabajos de arqueología que se realizan en la actualidad están arrojando luz sobre este enclave de América del Norte con notables descubrimientos.

Volviendo a nuestro protagonista y una vez que regresó a Santa Elena, se le encargó una nueva expedición con poco más de un centenar de hombres a su mando. Su principal finalidad era localizar el camino, con cierta seguridad, entre el peligro en el recorrido entre Santa Elena, capital de la Florida Española y las ricas minas de plata, principalmente de Zacatecas al norte de México. Por su riqueza especialmente de este preciado mineral y a consecuencia del beneficio altamente favorable que resultaba su explotación para la Corona Real Española, el año 1568 el Rey Felipe II concedió escudo y el titulo de “Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de Zacatecas.

En esta segunda expedición no se encontró el camino anhelado y si al final el inicio de una gran enemistad y conflicto entre las fuerzas expedicionarias y los indígenas, regresando al sitio de partida, Santa Elena el 2 de marzo de 1568, poniendo así fin a esta segunda y última expedición.

Año y medio aproximadamente había durado la aventura del valiente y arriesgado conquense Juan Pardo que ese año regresaría a la península y la Corona de España haría dejación de pretender establecer una colonia en esas tierras.