Antonio Rodríguez Saiz
EL ALTAR DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD DEL PUENTE
Antonio Rodríguez Saiz
Cuando alguien se acerca, por primera vez en Cuenca, a la iglesia parroquial de la Virgen de la Luz (antes ermita de san Antón) no puede imaginar al observar su fachada de gran sencillez con su pequeña y rescatada portada plateresca (de la ermita) las interesantes imágenes, excelente decoración y variedad que atesora en su interior la iglesia trazada en el siglo XVIII por el arquitecto turolense, José Martín (Aldehuela), junto al puente de san Antón, anteriormente llamado del Canto.
Sin duda un importante edificio religioso, muy representativo del barroco conquense donde en su altar mayor preside la patrona de la Muy Noble y Leal Ciudad de Cuenca, coronada canónicamente en 1 de junio del año 1950.
Es, sin lugar a dudas, el emplazamiento del templo un sitio singular y emblemático, antiguo barrio de san Antón, en la ladera del Cerro Rey de la Majestad o Ascensión del Señor (su nombre verdadero), surgido en la Baja Edad Media (siglo XIV) al fundarse el convento-hospital de san Antonio Abad. Hospital donde los antoneros se dedicaban a cuidar aquellos enfermos que padecían ergotismo, más conocido por fuego de san Antonio o fuego sagrado, hasta su clausura en 1791, por bula del Papa Pio VI, realizada por el obispo Solano que entonces regía la diócesis conquense.
En el lateral derecho del crucero de la iglesia, lado de la epístola, está colocado el altar con la imagen de Nuestra Señora de la Soledad del Puente que desfila en la procesión del Jueves Santo, llamada de Paz y Caridad. Con anterioridad en este espacio hubo un retablo con las imágenes separadas de san Pablo y san Antonio de Padua, de gran veneración por la iglesia católica.
Hubo en la iglesia de san Antón, también, en el muro de la epístola un altar dedicado a la Virgen de la Soledad, que no tiene ninguna relación con la Soledad del Puente, según asegura el profesor J.M. Ibáñez.
Era costumbre desde tiempos antiquísimos colocar altares como se lee ya en el Génesis (8:20): Abrió Noé un altar a Yahvé…
La imagen de la Virgen de la Soledad estuvo, al principio en la ermita de san Roque, situada en el lugar conocido por Portales Largos, destruida en la Guerra de la Independencia por las tropas francesas del general Colincourt, en la segunda invasión de la capital ,con importantes desgracias personales causadas y destrozos en edificios de todo tipo; uno de ellos la ermita dedicada al santo protector de la peste, motivo por el que las imágenes que allí estaban, entre ellas la Virgen de la Soledad, tuvieron que trasladarse a la iglesia de san Esteban, en el barrio de santa Lucia en no buen estado y con dificultades de espacio para su colocación. Fue destruida en 1838.
En tiempos del rey Fernando VII se hizo cesión (9-3-1817) de la entonces llamada ermita de san Antón pasando a ser de propiedad municipal, decidiendo al año siguiente el traslado definitivo de las imágenes a este lugar sagrado.
El 14 de marzo de 1948 se celebra Junta General Ordinaria de la Hermandad en el edificio de las escuelas públicas de san Antón, con anterioridad llamado Fielato de san Antón y el hermano mayor de Virgen de la Soledad del Puente, Cecilio Albendea Escribano, comerciante en la parte alta de la ciudad “ruega a todos los presentes realicen el esfuerzo necesario para que el altar de Nuestra Sra. En la iglesia de san Antonio Abad se adecente y arregle adecuadamente” y un año después también Albendea informa de la buena disposición que tenía la Corporación Municipal y en especial el alcalde, Jesús Merchante Sánchez, en su segundo mandato al frente del Ayuntamiento (6-2-1949 al 22-8-1951) para ayudar a la reforma del altar, andas, etc. Detalle que fue muy bien acogido, lógicamente, por los presentes acordando expresar el agradecimiento de la Hermandad, al regidor conquense, y su nombramiento de Hermano Mayor Honorario haciéndole entrega de un pergamino donde se reflejase en mencionado acuerdo y título. No se tiene noticia de haberse entonces efectuado ninguna mejora, derivada de aquel buen deseo.
En el ámbito de la Hermandad se percibía la necesidad de tener un altar dedicado a la Virgen de más calidad que el actual, de extrema sencillez, pero los fondos disponibles no lo permitían. No sólo era nuestra Hermandad quien padecía penuria y escasez económica sino todas las cofradías de Semana Santa, en general. En un artículo del poeta conquense, Federico Muelas publicado en el periódico Ofensiva (14-4- 1952), “Pensando fuera de fecha en nuestra Semana Santa “se invitaba a todos a su colaboración económica con el ánimo de ayudar a la Junta de Cofradías para mayor esplendor. Tuvo amplio eco y por la Junta “unánimemente elogiado, se acuerda concederle un voto de gracias por la magnífica y aceptada colaboración”.
Así de llegó al año 1981 cuando en Junta General el hermano, Rafael Benita González expresó el ruego que “se vaya pensando en la construcción de un nuevo retablo para nuestra venerada imagen, puesto que el actual lo considero indecoroso” añadiendo en su intervención que el importe de la lotería obtenido fuese en su totalidad destinado para ese fin. Fue aprobado e igualmente que por parte de la Junta directiva se solicitaran proyectos para su realización.
Se cumplió con el mandato recibido según consta en acta (14-3-1982) de la Junta General Ordinaria con asistencia de 40 hermanos aproximadamente celebrada en la, entonces, sede de la Junta de Cofradías, calle Solera num. 2. Edificio que fue adquirido por ésta el año 1967 por 337.500 pesetas a la sociedad mercantil Herminia Pardo S.L. y que con anterioridad se había destinado para Escuela Normal de Maestras y escuelas públicas.
La Junta General fue presidida por el hermano, Rafael Martínez Pérez por la no asistencia de los hermanos mayores y se presentaron tres proyectos de Santarrufina S.L. con domicilio en la calle madrileña de la Paz, negocio dedicado desde 1949 a la venta y promoción de artículos religiosos y objetos litúrgicos que fueron desestimados por los presentes al considerar que no reunían los anhelos y deseos de la Hermandad.
Otro de los presupuestos estudiados fue el presentado por los Hermanos Nemesio y Modesto Pérez del Moral reconocidos ebanistas conquenses muy vinculados a la Semana Santa de la ciudad por sus meritorios trabajos. En prueba de gratitud, por ello, tienen una calle dedicada en el barrio de san Antón.
Este presupuesto fue considerado de “una gran calidad artística”, aunque no fue aceptado porque su precio era de 3.352.000 pesetas, cantidad muy superior a lo previsto y calculado por la Hermandad
El propósito e intención de realizar el altar era grande y se decidió continuar con la solicitud de presupuestos que, tendría su final al ser adjudicada la realización del altar, que vemos en la actualidad, al taller de arte religioso especializado en retablos, imágenes, andas , carrozas, mobiliario litúrgico …., propiedad de José Antonio Martínez Fernández, situado en la antigua villa de Horche (Guadalajara), hijo y sucesor del fundador, de nombre Juan Francisco ,en un principio de oficio albañil y especialista en decoración de escayola que con esfuerzo e imaginación creó a la empresa el año 1942, sustituyendo sus trabajos de escayola por la madera.
Actualmente esta empresa familiar continúa con el nombre de Artemartinez y goza de fama y prestigio.
El secretario de la Hermandad, Francisco Belinchón en Junta Ordinaria ( 4-3-1981) con asistencia de unos sesenta hermanos informó a posteriori “de la realización del nuevo retablo para la veneración de nuestra venerada imagen cuya obra fue adjudicada a D. José Martínez Fernández de Horche(Guadalajara) en la cantidad de dos millones de pesetas por la Junta Directiva la que reunida varias veces para examinar los presupuestos y contando con el asesoramiento del Sr. Arquitecto Municipal ( se refiere a , Félix Fernando Barja Noguerol) y la del Párroco de Nuestra Sra. de la Luz D. Amadeo Martínez Patiño y siempre mirando la calidad de la obra así como la economía e intereses de la Hermandad”
D. Amadeo que desde la creación de la parroquia en 1958 hasta su fallecimiento estuvo al frente de ella, con el cariño permanente de sus feligreses, hizo una aportación a fondo perdido de 450.000 pesetas, aprobando la Hermandad, por ello, a propuesta de varios, un voto de agradecimiento. Aún faltaban por abonar al taller horchano la cantidad de 175.000 pesetas.
El 26 de febrero del año 1984, a las doce de la mañana, fue bendecido el altar por el cura párroco.
Es de estilo neoclásico revestido de una lámina de oro batido (pan de oro) formado por secciones laterales (cuerpos). En el basamento figura el escudo ovalado de la Hermandad y y en el centro flanqueado por cuatro columnas está colocada la imagen de la Virgen reformada en 1984, así explicada por el secretario: “ reforma hecha a nuestra Venerada Imagen la cual se ha convertido en una bella escultura de cuerpo entero por el artesano D. José Antonio Martínez Fernández de Horche (Guadalajara) pues de todos es sabido que solamente era de medio cuerpo y el resto unas simples devanaderas y cuyo importe fue de 54.000 pesetas “. Sus dimensiones son, 1’ 65m.de alto, y 0’ 68 m de ancho y fondo.
En el ático, espacio superior central del altar, con dos ángeles a los lados hay una copia del Calvario, parte de un tríptico, del famoso pintor flamenco, Gerard David, realizado hacia 1500, que en un principio estuvo en la capilla de Caballeros (o Albornoces) de la catedral y ahora se exhibe en el Museo Diocesano de Cuenca.
El año 1997 siendo hermano mayor. Miguel Gómez y secretario, Francisco Recuenco se colocó encima del altar de la Virgen una vidriera emplomada ejecutada por Vitrea cuyo coste fue de 325.000 pesetas, diseñada gratuitamente por el hermano, José Gómez García, reduciendo así el coste.
El paso de la Virgen es sabido y repito que participa en la procesión de Jueves Santo con numerosos cofrades henchidos de respeto y devoción demostrado durante años. Valga como ejemplo que ya en 1950 recibió el premio de 500 pesetas que concedió la Junta de Cofradías por su mayor orden y compostura en la procesión de Paz y Caridad.
La actual imagen, obra del laureado escultor conquense Luis Marco Pérez (n. Fuentelespino de Moya) desfiló por primera vez en 1942. Un año antes fue otra la imagen según consta en escrito (5-2- 1941) donde el secretario de la Junta de Cofradías, Juan Antonio Benítez González informaba de la última reunión donde entre otras cuestiones decía “que un escultor de renombrada fama nos facilita, a título de propaganda y sin compromiso de ninguna especie una imagen de la SOLEDAD para el Jueves Santo”
Publicado en Revista Soledad Núm. 20 Año 2023