Las imágenes de la ermita de San Roque fueron llevadas a la parroquia de San Esteban

Antonio Rodríguez Saiz (GACETA CONQUENSE num. 190 Año 1988)

Un documento prueba un dato ignorado en las diferentes publicaciones sobre nuestra Semana Santa

Resuenan en las hoces del Júcar y Huécar las voces de nuestros antepasados como brasas de la tradición y costumbre, referencia a una fe nunca apagada.

Cuenca, al cobijo de los cerros circundantes de la Majestad, San Cristóbal, y del Socorro, se instala en disposición de abrirse y dejar en descubierto el sentimiento como verdadera impresión que sacude agitando el ánimo y fervor popular de gran parte de sus ciudadanos.

Cuenca conmovida sigue paso a paso el camino hasta el Gólgota haciendo presente su Semana Santa, con su grandeza, a cuestas por sus empinadas calles y plazas o por la llanura de su parte baja; lugares de reencuentro a una fe vibrante y vigorosa, nunca olvidada, al tiempo que los numerosos visitantes quedan sorprendidos al descubrir el espectáculo que se ofrece a sus ojos. Es la Semana Santa conquense..., austera y penitente con sus esencias de vieja ciudad castellana, cofrades unidos por el vínculo religioso y gremial.

Si visitar Cuenca es siempre un deleite hermoso y placentero, mucho más aún —si cabe— lo es en Semana Santa. Admirar sus paisajes, con la Naturaleza que despierta, sumergirse en sus calles, hablar con sus gentes y, lo que es más, penetrar en la entraña de la fe, es algo que ofrece la noble Cuenca, conquistada por Alfonso VIII.

PROFUNDIZANDO EN LOS ORIGENES

Pero al tiempo hay que seguir profundizando y ahondar en los orígenes, proceso y vicisitudes de la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional. Hay que beber en las fuentes de su vida.

Avatares y sucesos fueron dando en ocasiones giros que sus habitantes han sabido reconducir. Como el sucedido a principios del siglo pasado, cuando las tropas napoleónicas hacían estragos en la ciudad del cáliz y la estrella, con sus desmanes y atropellos. Calincourt, Víctor, Locote, dejaron en la capital y otros sitios de la provincia incalculables destrozos. Obras de arte irrepetibles, que nunca podrán ya ser ni estar entre nosotros, imposibles de cuantificar, eran pasto en aquellas fechas de la destrucción y rapiña.

También edificios y lugares queridos por los conquenses que si bien no atesoraban grandes riquezas, sí eran relicarios de sentimiento, y seguían el mismo devastador camino.

En aquellas fechas la ermita de san Roque se vio saqueada por los ejércitos mandados por los mariscales de Napoleón, víctima de la irracionalidad. Ahí estaban las imágenes que iban portadas en procesión por los banceros conquenses la tarde de Jueves Santo. Celebrado día desde los orígenes de la Iglesia, llamado día de los Misterios o de Indulgencias, porque en las primeras centurias de la Iglesia se reconciliaban en esa fecha los públicos pecadores, recibiendo la absolución.

LA ERMITA DE SAN ROOUE

He tenido la suerte, gracias al poeta Lucas Aledón quien me ofreció y pidió que ordenase y estudiase unos documentos de la venerable Hermandad de Jesús con la Caña, en la parroquia de Nuestra Señora de la Luz, devueltos por la familia de un difunto cofrade que los custodiaba, de dar ahora a conocer un hecho que no se refleja en los distintos estudios sobre las hermandades y procesiones de Semana Santa o se saltan ese lugar.

Es pena que un ilustre conquense, canónigo y escritor en Córdoba a finales del siglo XIX, Manuel González y Francés, diputado y contador de la entonces llamada Hermandad del Santísimo Paso de la Caña, se quedase sólo en los inicios de lo que él intituló "Reseña Histórica de la Fundación, desarrollo, diversas fases y estado actual de la Hermandad del Santísimo Paso de la Caña", dedicada a sus consocios como muestra de cariño y respeto, porque podría haber sido un interesante documento.

La procesión de Jueves Santo comenzó a salir de San Antón en 1819, al concluir la guerra de la Independencia

Forma parte de los papeles consultados y donde se expresaba que en la centuria anterior "Extramuros de la ciudad de Cuenca, en el cuartel del mediodía existió hasta el primer tercio de este siglo una ermita dedicada al Glorioso San Roque cuyos cimientos aún en el día se ven. Entre las bonitas capillas que adornaban esta Iglesia se distinguía, más que por su arquitectura y riqueza, por lo precioso de las imágenes que en ella se veneraban, una en cuyo principal altar se admiraba el Nazareno en el acto de llevar la cruz sobre sus hombros y otras diversas simulaciones representaban algunas de las más interesantes escenas de la pasión por todos los lienzos de la capilla.

El bellísimo retrato que figura en el acto en que el pueblo judío quiso poner en ridículo la dignidad real de Jesús, bajo el título del Santísimo Paso de la Caña, ocupaba el colateral de la derecha, de la capilla de los Pasos.

 

Todos ellos eran llevados en solemne procesión en la tarde del Jueves de la Semana Santa", hecho repetido año tras año hasta que incendiada la ermita por los franceses, lugar a su vez donde estaba la cofradía de Cristo de la Vera Cruz y Misericordia, tuvieron las hermandades que cambiar de lugar para poder dar culto a las imágenes.

Continúan reflejándose sistemáticamente en trabajos y publicaciones que se hacen y ha adquirido carácter de verdad permanente entre los conquenses, el hecho que las imágenes de la mencionada ermita de San Roque, lugar donde se enterraban a los ajusticiados, fueron trasladadas al terminar la Guerra de la Independencia a la iglesia de San Antón, propiedad del Ayuntamiento desde 1817.

Sin que dichos trabajos dejen de ser interesantes, hay que afirmar claramente que desde la ermita de San Roque fueron llevadas a la parroquia de San Esteban, donde permanecieron algunos hasta su traslado definitivo a la iglesia de San Antón.

UN INTERESANTE DOCUMENTO

Estaba situada la parroquia de San Esteban en el llamado barrio de Santa Lucía, pegada a la muralla que protegía a Cuenca y la calle que lleva el nombre de la santa de Siracusa en Sicilia, hasta que fueron derribadas en 1838 sus dos naves, trasladándose la parroquia a su actual situación en terrenos que fueron en principio de los templarios y posteriormente de los padres observantes de San Francisco.

Como prueba de la veracidad de lo manifestado anteriormente transcribo el documento que lo atestigua: "El señor Provisor y Vicario general eclesiástico de esta Diócesis en su oficio de 31 de enero de este año, me dice hablando con todos los hermanos mayores de los Santos Pasos que se hallan depositados en la Parroquia del señor San Esteban, uniforme con lo determinado por esta M.N. y Leal Ciudad que teniendo que colocar a Nuestra Señora del Puente su Patrona con San Antonio Abad en su antigua Yglesia y Altar mayor para lo que ha dado y da este Ylustre Ayuntamiento las disposiciones necesarias a la más decente colocación de dichas Ymágenes; invita a dichas Hermandades a que permaneciendo como tienen manifestado querer trasladar a esta Yglesia desde la citada de San Esteban lo executen previo el uniforme consentimiento de todas ellas, con el bien entendido que no quieren exijir ni grabar en otra cosa mas que cada una respectivamente costee la colocación en el Altar adonde habrán de permanecer los citados pasos lo cual habra de hacerse con la decencia que es debida y corresponde a tan precisas efi/ies. Todo lo cual traslado a Vmd. para que haciendo juntarlos indibiduos de su Hermandad determinen quanto les pareciese conveniente a que tengan efecto, y se cumplan los buenos y eficaces deseos que se manifiestan asi por el Ayuntamiento de esta ciudad como por el señor Provisor de estas Diócesis quienes incesantemente se desvelan y continuaran haciéndolo en lo subcesibo para que se acreciente la deboción a tan precioso templo y cada día se esperimente y consiga su anti gua decencia y culto; Practicada que sea dicha Junta se nombrarán hademas del hermano mayor otros dos que le acompañen con las facultades necesarias, presentándose en la que se ha de celebrar con todos los de- mas indibiduos de esta clase en el sitio y ora que se determine a cuio efecto se reunirá el dia antes. Espero de su celo concurrirá con la mayor presteza a contribuir y tener parte en la consecución de tan loable asunto, dándome abiso de su resultado para el dia 15 de! corriente. Dios guarde a Vm. muchos años. Cuenca 7 de febrero de 1818. Patricio Lazaro Muñoz".

Si interesante es el documento en cuanto da luz para saber el lugar de ubicación de algunos pasos procesionales, también lo es cuanto en el mismo se habla de la colocación de la patrona de Cuenca Nuestra Señora del Puente (llamada entonces así a la Virgen de la Luz) y San Antonio Abad, una vez arreglada la iglesia y desde pocos meses antes de propiedad municipal.

Es fácil presumir que la premura de tiempo, según se lee, debió impedir que ese año para Semana Santa estuviesen colocadas las imágenes en su nuevo emplazamiento y sería en 1819 cuando por primera vez saliesen de la actual iglesia de la Virgen de la Luz, más aún si tenemos en cuenta que las facturas por materiales y arreglos figuran consignadas en este año y en fechas próximas posteriormente a la Semana de Pasión, como se pueden comprobar en las abonadas por la Hermandad llamada —entonces— del paso de la Caña de 25 de abril de 1819, que indican los conceptos de: yeso para el altar, trabajos de dos peones, madera para el arco, mesa, repisa, sabanita, transporte de la mesa y frontal, desde San Esteban a San Antón etc. También hay otra de 30 de mayo de 1819 sobre el abono de la pintura del retablo.

Se reflejan también en los documentos consultados otras notas e indicaciones que coinciden básicamente con los trabajos y realizaciones que durante todo el año ocupaban a los miembros de las cofradías más activos como sigue ocurriendo, afortunadamente, en la actualidad.

 

Antonio Rodríguez Saiz