Gregorio Prieto, un recuerdo al artista de Valdepeñas

ANtonio Rodríguez Saiz (El Dia de Cuenca 22 noviembre 1992)

"Yo ya sueño con que me he muerto pero de manera alegre, sin tristeza, aún sintiéndome muerto. Y veo mis cuadros sin vanidad. La obra ya está hecha y queda para España que es mi mejor satisfacción".

 

Aquel sueño del ilustre y reconocido artista de Valdepeñas se cumple ahora, cercano ya el siglo de su existencia que vio la luz en la histórica fecha de un dos de mayo.

Con la muerte del pintor Gregorio Prieto, Castilla-La Mancha pierde uno de sus personajes de más relieve, marcada su sensibilidad desde la niñez en los blancos paredones y molinos de viento de La Mancha, según propia confesión, y en las secas y pardas tierras de su inmensa llanura al contraste del verdor de sus viñedos y "culmina contemporáneamente —como hace tiempo dijera el poeta Nobel Vicente Aleixandre— la concepción del dibujo".

Gregorio Prieto, hijo de un comerciante de Valdepeñas que un día se llegase a Madrid a estudiar ingeniería y. cambiara por el mundo del arte, sin conocimiento del progenitor al ingresar en Bellas Artes y compartiera su amistad con poetas de la generación del 27: Aleixandre, Lorca, Alberti, Neruda (con quien posteriormente vivió en Londres), descansa ya en su Valdepeñas del alma...

No siempre se da en una persona conocedora y andariega del mundo por, la veredas del arte una simbiosis tan grande como nos ofrece el pintor creador del "Postismo" entre su ciudad de origen, su vida y obra.

Dejo para los especialistas la valoración de su obra, mas de tres mil óleos y dibujos, sus ilustraciones de la Biblia, El Quijote o "El paraíso perdido" de Milton, mientras me uno al sentimiento de tantas y variadas personas que sentimos su pérdida.

Con la muerte, del pintor Prieto está de luto el arte y muy especialmente Valdepeñas que lo viera nacer, paro desde un sentimiento de dolor y satisfacción, difícil de conjugar, porque siempre fue, reconocido y agradecido con su hijo ilustre, junto con Francisco Nieva. Ejemplo a tener en consideración cuando en tantos lugares se escatima el aprecio por lo que se tiene de valor y ha salido de sus entrañas. Valdepeñas muestra con orgullo sus tres museos dedicados a él, desde quiso vivir sus últimos años al cuidado de las monjas de Nuestra Señora de la Consolación y hacer morada perpetua para sus restos.

Me viene a la memoria el recuerdo de aquel día que conocí a Gregorio Prieto con motivo de mi asistencia para presidir los actos de la Exposición de Artes Plásticos de Valdepeñas, en septiembre de mil novecientos ochenta y dos. Concluidos éstos y durante el almuerzo, al enterarse el pintor que yo era conquense me expresó su curiosidad por Cuenca y sus gentes.

Recordaba como más reciente la exposición-homenaje suyo al poeta Federico Muelas organizada en nuestra capital por la Academia Conquense de Artes y Letras con la colaboración de la Caja de Ahorros de Cuenca, donde fueron expuestas treinta y tres obras suyas y en cuyo programa figuraba  un  artículo "Para Federico Muelas que me hizo ver la ciudad encantada" y cuya reproducción en estas páginas me parece oportuna.

Me habló afectuosamente del poeta y de aquellos versos que hace tiempo le había dedicado.

"Por la "senda de Prieto" voy al molino.../ ¡Caramba, que repleto que está el camino/ /¡Ay, cuanta gente! Y Gregorio, en su Olimpo,/ grandilocuente".

Tenía, también, presente en, su memoria el acompañamiento, entre otros, del poeta conquense en la inauguración, un domingo, en Argamasilla de Alba, del molino bautizado con el nombre del cura "Maeso Pero Pérez", y posterior homenaje a Cervantes en la Cueva de Medrano. Y es que Gregorio Prieto junto a su arte unió siempre con pasión su gran amor por los molinos reflejados en sus obras artísticas y literarias, porque como él nos ha dejado escrito "quien ama, sabe comprender y quien comprende y perdona se siente aureolado de íntima felicidad".

No es extraño, pues, que en su afán por reivindicar nuestros molinos de viento contase con "quijotes" conquenses que coadyugasen como rompedores de lanzas en causas difíciles. Junto con Federico Muelas, contó también con la colaboración del infatigable, en su esfuerzo literario, y natural de Villaescusa de Haro, el erudito Astrana Marín quien a través de un meditado artículo escribió a favor de crear la Sociedad de Amigos de los Molinos, auspiciada por Prieto. Y otro conquense también fue recordado, el notario y novelista de San Clemente Rafael López de Haro que fuera firmante de un homenaje al pintor fallecido y vicepresidente primero, (Prieto fue presidente de honor), de la sociedad.

Y aún tuvo en aquella prolongada sobremesa unas palabras para Mota del Cuervo y sus Molinos.

Yo quiero pensar desde el sentimiento, que me produce su muerte que aquel sueño del pintor Gregorio Prieto tuvo en tantas ocasiones de aquellos dos molinos mutilados que había, antaño, en el cerro de San Blas de Valdepeñas han resucitado, aunque sea momentáneamente y sus amplias velas y aspas, - como el soñaba - han girado con soplido jadeante y han cantado sí, su último adiós terreno a tan singular figura castellano-manchega porque "La obra de un artista es lo que logra dar eternidad a los seres y cosas" según el pintor expresó.

 

Antonio Rodríguez Saiz