UNA FECHA HISTÓRICA CELEBRADA CON PAN

Antonio Rodríguez Saiz


Sin duda fue una celebración singular por parte del Ayuntamiento Constitucional, no habitual en la ciudad de Cuenca, con ocasión de la llegada a la capital de España del rey Amadeo I de Saboya, duque de Aosta, electo por las Cortes. Muy diferente la celebración a otras ocasiones con el mismo motivo.

Valgan algunos ejemplos de lo anteriormente afirmado sobre la proclamación, aclamación de monarcas anteriores y fechas de la celebración en Cuenca: Felipe V (5-12-1700), Luis I (25-2-1724), Fernando VI (29-9-1744), Carlos III (8 Y 9 – 12- 1759). Carlos IV (24-5-1790). En esas fechas se tremolaba el Pendón (tres veces), había repiques de campanas, toques del reloj de la ciudad, desfiles, iluminaciones, música con instrumentos de viento (clarines), de percusión (cajas de timbales), exposición del retrato del rey, pólvora y otros actos con asistencia de autoridades y público en general.

Justo es reconocer que las circunstancias y acontecimientos recientes eran diferentes de los inicios anteriores de reinados pues, la llegada a    España del joven monarca italiano no pudo ser más triste de nombre, Amadeo Ferdinando María de Savoia, hijo del Victor Manuel I  rey  de  Italia, al coincidir con la muerte del general Prim, marqués de los Castillejos, su gran valedor, víctima de un atentado días antes, quien creía de buena fe que con la llegada del rey todo se corregiría.

Con la jura de la Constitución, de guardar y hacer guardar las leyes, el dos de enero de 1871, comenzaba Amadeo I su efímero y breve reinado con una duración de algo más de dos años.

Días antes el Ayuntamiento Constitucional de Cuenca, concretamente el día 21 de diciembre   comisionó al alcalde 2º, Germán Blasco y concejales, Julián Rodríguez y Joaquín Moreno para que estudiasen y preparasen un programa de festejos con la finalidad “de solemnizar en esta Ciudad la venida y ocupación del trono por S.M. el Rey Duque de Aosta electo por las Cortes Constituyentes” .

En efecto así se hizo pero con resultado llamativo e inesperado aunque no tanto si se tiene en cuenta la fecha del informe (4-1-1871) , posterior a la muerte de Prim ,el estado de la  pequeña ciudad y situación económica del Ayuntamiento, con apenas  recursos donde “ Los que suscriben Concejales del Ilmo. Ayuntamiento que por lo apremiante de las circunstancias y por efecto del mal estado de las calles no han podido ponerse de acuerdo con los Señores que componen la Comisión de Festejos para determinar el programa de los que han de celebrar en esta  Ciudad para solemnizar el acto de la entrada en Madrid y Jura de S.M. el Rey por las Cortes Constituyentes a pesar de haber puesto de su parte los medios para ello”

De acuerdo con el alcalde, Valentín Pérez Montero (que fue administrador en esta ciudad del conde de Cervera) y comisionados decidieron un reparto a los pobres de la ciudad de sesenta fanegas de trigo en pan por un precio de 32 reales y 67 céntimos fanega y así servir de ayuda y socorro a las personas más menesterosas y necesitadas, acrecentado por el frío del pleno invierno.

Esta decisión debería ser por escrito aprobada o no, firmando los miembros de la Corporación Municipal con indicación del lugar, días y horario del reparto. Todos los concejales aprobaron y firmaron posteriormente la conformidad.

La compra de las sesenta fanegas de trigo se hizo a los vecinos propietarios, Bernardo Polo, Gerónima   Saiz de la Pedraza y Nicolás Martínez. La elaboración de los panes   sería elaborada por el también vecino residente, Antonio Ribelles que se comprometió a hacer ochenta libras de pan por cada fanega de trigo, decidiéndose tres lugares para su distribución, que fueron:

 --- Ex-convento de la Merced con entrada por la emblemática plaza que da nombre y que después de la desamortización sería utilizado para diversos usos y actividades hasta el momento presente

  --- Instituto Provincial de Enseñanza (salón bajo), conocido por Edificio Palafox, con la aceptación de la observación hecha por el director y catedrático de latín, Mariano Sánchez Almonacid de ayudar, los días del reparto, a los sirvientes del edificio por parte de empleados municipales especialmente en la limpieza de los aseos recién pintados. En ese tiempo el número de alumnos de enseñanza oficial matriculados era de 184

 ----    Cuartel de Misericordia, con portada principal en la calle Madereros (Carretería) donde existía un escudo de armas e inscripción. Algunos años antes se había hecho cargo del mismo el Ayuntamiento cuando fue abandonado” por el ramo de guerra”.

El reparto de pan tuvo lugar los días 6-7 y 8 del primer mes del año 1871, comenzando en los sitios indicados a las nueve de la mañana bajo la supervisión e inspección de los concejales, Pedro Martínez Pinedo (Ex. Convento), Eusebio Sierra (Instituto) y Abundio Saiz (Cuartel), ayudados por los Voluntarios de la Libertad, cuatro más el cabo en cada sitio.

Fue preciso aumentar el último día más libras de pan para no dejar desatendidos, al gran número, a pobres que acudían, siendo el Cuartel de La Misericordia, en la parte baja de la ciudad donde el reparto fue mayor.

Se amplió el reparto a los presos (52 libras) y a cincuenta Voluntarios de la Libertad (200 libras) al haber solicitado la ayuda el comandante del Batallón (3 compañías), Isidoro Arribas porque algunos voluntarios de esta fuerza debido al rigor del invierno y falta de trabajo estaban en precaria situación económica y consideraba acreedores a la ayuda del pan.

En total se repartieron en Cuenca 8.335 libras de pan.

El periódico liberal “El Eco de Cuenca comentaba, el segundo día del reparto, que era mejor así la forma de solemnizar la coronación de Amadeo I rey de España en vez de vaquillas y pólvora “porque hubiera contrastado tristemente con el atribulado espíritu de todos los buenos liberales que lloran y llorarán por mucho tiempo la muerte del malogrado patricio Don Juan Prim “.

Se padecía generalmente en España una preocupante inestabilidad política y crisis económica, por supuesto, también en Cuenca con una población de 7.899 habitantes (censo 1870) y carencias notorias, alguna reflejada en el informe (1867) del arquitecto municipal, Manuel Mateo sobre las deficiencias en sus calles de la parte alta, principalmente, que necesitaban urgente arreglo y mejora pero que pese a la insistencia del técnico en años sucesivos no fue inmediata su solución.

Es conocido que el reinado de Amadeo I  no fue afortunado, sufrió desde el principio indiferencia, antipatía  y hostilidad por parte de monárquicos alfonsinos, republicanos, carlistas, clero, mandos militares, nobleza , pueblo, etc., llevando al monarca a renunciar al trono de España con un mensaje al Congreso (11-2-1873) donde decía que “ Dos largos años ha que ciño la Corona de España y la España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo…..”. Es indicativo de la inestabilidad política en Cuenca, que igualmente existía, el dato de la dimisión de diez concejales de los quince que formaban la Corporación Municipal (1872) que serían sustituidos por otros posteriormente y al tiempo el nombramiento del nuevo alcalde que sería Calisto Giménez   Cano

          Seguidamente se proclamaba la I República Española celebrada en Cuenca con ilusión, entusiasmo y manifestación hasta el Gobierno Civil, entonces en el Edificio del Carmen con vivas a la República Federal, en un día de nieve y viento.

          Se había cumplido aquello que en tono jocoso publicaba antes de su coronación la revista “Gil Blas”: “Ya tenemos candidato/ bueno, bonito y barato/ Amadeo/  ¿Pondrá el cascabel al gato? / No lo creo / “

  Abril 2023