LA FESTIVIDAD DE SAN ROQUE EN CUENCA Y LUGARES DE CELEBRACIÓN

Antonio Rodríguez Saiz

Las enfermedades contagiosas y transmisibles de la peste han producido, durante siglos, una gran cantidad de desgracias y mortandad.

Se cree que la primera epidemia, o al menos, que se tiene conocimiento es la conocida por Peste de Justiniano originada el año 541 que afectó, principalmente, al Imperio Bizantino cuando era mayor su esplendor.

Hasta el momento presente la humanidad ha padecido epidemias de todo tipo ocasionando grandes sufrimientos, ruinas, destrucciones y muertes.

Cuenca no ha estado al margen de estas catástrofes ocurridas con mayor o menor intensidad.

Un artículo relacionado con ello titulado “La ciudad juró celebrar todos los años la festividad de San Roque” apareció con mi firma, por primera vez, en el semanario Gaceta Conquense el año 1987.Hacia referencia, entre otros datos, al manuscrito del maestro mayor de obras (arquitecto) con este extenso título de “Memorias y relaciones históricas, topográficas, civiles y eclesiásticas de la ciudad de Cuenca, de su obispado y provincia” (año 1787), donde incluía el texto siguiente: “en la peste que se padeció en Cuenca en los años 1508 y 1509 se juró por la ciudad celebrar todos los años la festividad de San Roque, y se decretó que los ayuntamientos de la ciudad se tuvieran fuera de ella; el primero se celebró en Albaladejito y otros en Chillarón, Cólliga y otras aldeas inmediatas a Cuenca”.

En aquel tiempo estaba muy extendida por Europa la devoción a S. Roque nacido a finales del siglo Xlll en Montpellier (Francia), entonces perteneciente a la Corona de Aragón.  Su fama de santidad se había propagado por Europa principalmente desde el siglo XV y era considerado, entre los cristianos, abogado contra la peste por el cuidado amoroso que tuvo durante su vida con los afectados de esta terrible enfermedad.

Ese es el motivo por el que la Ciudad de Cuenca implorase su mediación y ayuda ante tantas calamidades que estaba sufriendo en aquellos años y, posteriormente, en prueba de gratitud por haber quedado libre de la peste, hizo el voto de celebrar todos los años su festividad (16, agosto).

Eran entonces corregidores y justicia mayor de Cuenca, Martín Vázquez de Acuña y Fernando de Velasco. El obispo titular de la diócesis era el genovés, Rafael  Riario que nunca estuvo en Cuenca durante los 25 años ( 1493-1518) que figuró con este importante cargo dentro de la iglesia conquense, gobernada durante ese tiempo por un provisor en su representación. ¿Por qué? Nepotismo. Su abuela materna era hermana del Papa Sixto IV        

Es probable, que la ermita construida en su honor se edificase por el juramento hecho por la Ciudad de Cuenca. Sirvió este lugar sagrado para enterramiento de los reos que habían sido ajusticiados en el cadalso que se levantaba frente al Cuartel del Regimiento de Milicias. En ella se guardaban algunos pasos de   Semana Santa

A principios del siglo XVIII, en la Guerra de Sucesión fueron profanadas y ultrajadas las imágenes que había en la ermita de S. Roque, por los soldados del pretendiente austriaco, muy especialmente de Jesús Nazareno, Nuestra Señora de la Soledad, Ecce-Homo y Oración del Huerto. Un siglo después en la Guerra de la Independencia fue incendiada por los franceses.

Estuvo situada la ermita de S. Roque en el cerrillo conocido por el nombre del santo (letra C). Desde el año 2010 ese lugar se conoce por calle Cerro de la Majestad, junto a la escalinata que enlaza con la bajada a la calle de S. Francisco.

Existió una hermandad en honor  del virtuoso santo que junto con los actos religiosos celebraban su festividad, al menos en la segunda mitad del siglo XVll, con corridas de toros no siempre en el mismo lugar: Campo de S. Francisco, Plaza Mayor, coso del Huécar, plaza de la Carretería y algunos años hubo presencia de las Compañías de Moros y Cristianos en la procesión que suprimiría el corregidor el año 1692 obligado por los problemas que originaban, principalmente, por lesiones con sus trabucos de pólvora.

Cuando la imagen de S. Roque fue llevada por causa del incendio provocado por las tropas francesas a la ermita de S. Antón continuaron aquí los actos en honor del protector de las enfermedades infecciosas. No parece que fuese una escultura notable porque se llegó a escribir que “no era la más apropiada para demostrar la gratitud de nuestros mayores al Santo”. Había procesión solemne y ordenada (16,agosto)desde ahí hasta la catedral (basílica desde 1849) y regreso con participación ,  a veces, de cofradías, hermandades, cabildos sacramentales y acompañamiento de la banda de música municipal, cuando ésta se formó.

En 1878 al finalizar la procesión el Ayuntamiento obsequió con un refresco en el salón de sesiones de la Diputación, entonces en la parte superior del instituto (edificio Palafox)

El año 1886 fue una celebración especial “en acción de gracias por el especialísimo motivo de no haber aparecido durante este año la epidemia colérica” pues el año anterior hubo en Cuenca un brote de cólera con fallecimientos de 384 de sus moradores, principalmente de familias más modestas económicamente.

Hubo a principios del siglo XX    una decadencia notable en la conmemoración de la fiesta e incluso algún año no se celebró por acuerdo municipal

No faltó la intención de constituir una hermandad, entonces inexistente, y así el 28 de mayo del año 1912 en sesión ordinaria se leyó una solicitud para organizar la hermandad que fue aceptada por el alcalde, Ladislao Langreo Contreras y concejales, cediendo la imagen, sin derecho a propiedad y una ayuda de 75 pesetas a la nueva hermandad y la participación gratuita de la banda de música.

Cinco días antes de la festividad de S. Roque en pleno presidido por el teniente alcalde, Bartolomé Rodríguez, éste informó a los concejales presentes que no se había constituido y aún así, por mayoría, se acuerda celebrar los actos religiosos. Dos concejales votaron en contra expresando claramente que los actos resultaban con escasa asistencia y por ello se debían suprimir y la cantidad ofrecida que fuera destinada a los pobres.

En la iglesia de la Virgen de la Luz se puede contemplar actualmente una interesante imagen de S. Roque en madera policromada de 197x81x80 centímetros, obra del escultor conquense, Fausto Culebras encargada y costeada por el Ayuntamiento.

Un templo donde igualmente se celebraron cultos en honor de S. Roque fue en la iglesia de S. Miguel. Aunque en 1860 dejó de ser iglesia parroquial  no fue motivo para que se continuasen celebrando las  conmemoraciones  según costumbre y con pequeñas  aportaciones de los vecinos del barrio; hace más de un siglo había verbenas y colocaban bombillas en ventanas y balcones de sus viviendas que iluminaban durante la noche de fiesta.

Algo muy especial, además, tenía la iglesia de S. Miguel. Era un cuadro excelente del pintor conquense, Andrés de Vargas, realizado en 1663, colocado enfrente de la puerta de acceso a la iglesia, lado del evangelio, destacando en el centro la imagen de S. Roque; en su parte superior izquierda la figura del Padre Eterno y en el lado opuesto tres ángeles que sujetaban el asta de un pequeña bandera donde se leía “Eris in pestis patronus”, en su parte inferior figurillas de ángeles y peregrinos y  el nombre del pintor.

Después de la Guerra Civil (1936-39) se continuó celebrando la festividad en la capilla de S. Roque o de los “Pozos” de la catedral fundada por el célebre canónigo a quien se debe la construcción del convento (hoy Parador Nacional de Turismo) y antiguo Puente de S. Pablo (s. XVI).

En el centro del retablo plateresco de la pequeña y bella capilla hay una imagen de S. Roque, que preside, colocada en el siglo XVIII; con anterioridad estuvo en otra capilla del templo catedralicio y en ese sitio había una tabla de la Asunción de la Santísima Virgen, ahora en el Museo Diocesano. La imagen desde principios del mes de agosto (año 2022) se encuentra en restauración.

En 1947 se constituyó la Congregación de S. Roque en la iglesia de S. Nicolás de Bari. Se encargó una imagen al escultor-marmolista, Francisco Bieto Masip policromada por, Tomás Solera Amor acorde con la descripción iconográfica y desde 1951 el Ayuntamiento es Hermano Protector.

Llegó un momento que la iglesia de S. Nicolás tenía humedades y llegó, entre otras, a dañar la imagen; ello unido al inconveniente de estar solamente abierto los lunes, según tradición hizo que se pensase en trasladarla a la cercana iglesia de S.  Pedro, idea que no prosperó tomándose la acertada decisión de llevarla a la iglesia de S. Felipe Neri.

Desde ese año la Cofradía celebra sus cultos en esta iglesia de gran belleza barroca en su interior, admirablemente restaurada y la procesión se realiza desde ahí hasta la Plaza Mayor y regreso acompañada de la banda de música municipal

 

 

Agosto 2022