Pregón de las fiestas del barrio de San Antonio 1988

Antonio Rodríguez Sáiz

GACETA CONQUENSE nº 198 del 11 al 17 de junio de 1988

 

Antonio Rodríguez Saiz, profundo conocedor de la historia conquense, como bien ha demostrado a lo largo de diversos artículos publicados en GACETA CONQUENSE y recogidos en el libro titulado "Cuenca en el recuerdo", pronunció el pregón de las fiestas del barrio de San Antonio. Del mismo hemos recogido los siguientes párrafos:

 

En el Paseo de San Antonio la ciudad se abre camino hacia La Mancha



  

"Gozoso y emocionado me siento por tener ocasión de tributar públicamente mi amor y respeto a nuestro patrón San Antonio, cuyo nombre llevo con legítimo orgullo, llegado hasta mi a través de varias generaciones de mi familia, tesoro de veneración, que yo he transmitido también".

 

Y es que en esta noble tierra conquense, a lo largo de todo su espacio provincial se evoca y recuerda de forma permanente e indeleble con profundo sentimiento la devoción a nuestro Santo, nacido en tierras portuguesas, ejemplo de santidad desde la alborada de su vida en los primeros años de la última década del siglo XII, cuando ya iba a partir al Padre nuestro primer prelado Juan Yañez, "noble y prudente", del linaje del Cid, a quien sucediera en la silla episcopal el siempre amado obispo San Julián, patrono de la Diócesis".

"Llegasteis muchos a este barrio de San Antonio desde otros lugares de la capital dejando, no lo dudo, querencias y recuerdos imborrables; otros arribasteis al mismo desde otras poblaciones, especialmente de nuestra provincia. Así habéis formado esta Comunidad, con vuestro esfuerzo de la que Cuenca, se siente legítimamente contenta; aquí en este emplazamiento, antes poblado de mieses cuyas espigas se mecían al son de los aires sanos y recios de Cuenca y que en un programa municipal, hace 70 años, se lanzaba la idea de hacer en el cruce del Paseo y carretera de Alcázar un edificio y ferial de ganado por importe de 50.000 ptas. Hoy tierras trocadas por edificios y calles que hacen honor permanente a ilustres personajes que dejaron muy alto el nombre de Cuenca como, Ángel del Campo Cardán, catedrático e investigador, hijo predilecto de la ciudad; José de Villaviciosa, canónigo y jurista autor del poema La Mosquea; Hernando de Arenas, rejero de fama con obras excelentes en la Catedral, admiración y asombro de visitantes; Martín Alhaja, pastor del Júcar protagonista de una bonita leyenda en tiempos de la Reconquista; Obispo D. Inocencio Rodríguez, recordado por todos. A provincias españolas y a pueblos conquenses, cargados de rancia historia, sin olvidar calles que evocan advocaciones mañanas, fuertemente enraizadas y arraigadas en la médula de nuestro pueblo, como la calle en honor de la Virgen de las Angustias, madre de todos los conquenses, a quien hablamos de nuestras penas y alegrías y Virgen del Sagrario, cuya imagen trajera Alfonso VIII El Noble en el arzón de su caballo para la Conquista.

El Paseo de San Antonio El Largo, así conocido en Cuenca es lugar de grato recuerdo. En el principio del mismo, donde la ciudad se abre para iniciar el camino hacia La Mancha, una de las comarcas naturales, estuvo allá por el segundo decenio de este siglo la Plaza de Toros de Caballer, junto a la vía. Plaza sin burladeros para sortear y escapar a las embestidas del astado, que tuvieron que hacerse con diligencia para que nuestros paisanos de aquella época pudiesen apreciar el arte de Juan Belmonte, que se negaba a torear en Cuenca si no se instalaban.

Estas tierras en un tiempo, en su mayor parte, pertenecientes a M' Pepita Jiménez Aguilar, donde vosotros y familiares tenéis vuestro hogar, fueron silenciosamente testigos del rodaje de la primera película que se hizo en Cuenca, titulada "La sobrina del cura", tomada de un melodrama de Arniches, también rodada en la Ciudad Encantada y donde la Casa Blanca jugaba su papel y hasta el tío Basilio, mozo de la casa que hizo de actor en la misma. Fue estrenada en el cine Royalti de Madrid el 13 de abril de 1926.

También en estos lugares los conquenses practicaban el deporte del balompié, iniciado en la ciudad por 1909 y más recientemente veíamos a nuestros agricultores y ganaderos con motivo de las fiestas de San Julián, dedicados a la compra y venta de animales, ayuda y sustento eficaz en el digno oficio de cuidar la tierra para arrancarle sus frutos.

Hagamos un rápido paseo por el barrio para llegar hasta la ermita de San Antonio, sentimiento inagotable de devoción y alegría, tan visitada el trece de junio, festividad del Santo, donde se celebrará la Santa Misa y repartirá la caridad (del Santo), bajo la amplia bóveda del cielo azul, al declinarlos rayos solares y la misa, día 14, en sufragio de los hermanos difuntos de San Antonio, donde se hace la bendición de campos el día de San Isidro, como antes se hiciera en la era de la Casa Blanca y después en las eras de Cañamón. Ermita cercana a la fuente del Sol, fugar para descanso, solar y merienda, a la vez, "Bebiendo al fresco viento el soplo blando". Fuente que mandara hacer el obispo Felipe Antonio Solano, quien reconstruyera la ermita hace más de doscientos años, dotándola con una capellanía, habitaciones para uso del prelado, que pasaba algún tiempo en ella y digna vivienda para el santero".

"Tradición antigua de nuestras nobles gentes el visitar la sagrada ermita de San Antonio, en romería, para compartir rezos, ofrendas y viandas y hasta recogida de alfileres {derechos o torcidos) en la pila del agua bendita, con agradable aroma de romero de nuestros cerros cercanos; antes alejada del bullicio y trajín diario de la capital, ideal para la serena reflexión, quizás como memoria permanente al retiro apacible del santo Antonio en el convento italiano de Monte-Paulo, su sitio ideal.

Pero dejemos que estas ancestrales tradiciones de amplio sabor añejo sobre la fiesta de San Antonio de Padua en Cuenca nos sean recordadas con versos festivos y simpáticos que escribiera en 1921, Julián Velasco de Toledo que firmaba con el seudónimo de "El Tío Corujo", sacado de un personaje que hízose famoso al dirigir un motín en Cuenca en el siglo XVIII.

"San Antonio... romería

noches suaves estivales,

van granando los trigales;

patrón de la soltería.

 

Albahacas y hierbabuenas,

 bailes, churros, farolillos,

a coro cantan los grillos...

Es San Antonio... verbena.

 

Gentes de muy buen humor

 y de alocado bullicio,

este mes se abre propicio

para el vino y el amor.

 

Las noches de claro en claro

el mocerío devora

desgranando hora tras hora

su ofrenda loco y avaro.

 

San Antonio... verbeneros

que a tí van en romería

llévate a la vicaría

ese plantel de solteros.

 

Noche de olorosa ofrenda

en el balcón y en la reja,

mira que va para vieja,

 y ahí es pendiente la senda.

 

Santo de huertos floridos

antesala de San Juan,

todos de verbena van

¡pues sí que van divertidos!

 

A vosotros, Junta Directiva y vecinos de San Antonio, auténticos pregoneros de las fiestas, con vuestro quehacer diario os digo, ¡Adelante! La fiesta llega y su olor nos invade, preparaos para disfrutar. Para que desde el respeto y amor a vuestro protector San Antonio, sigáis año a año, enriqueciendo y conservando estas fiestas que os deben colmar de felicidad".

 

Antonio RODRÍGUEZ SAIZ