ALBALADEJITO SE INCORPORA A CUENCA

Antonio Rodríguez Saiz


Albaladejito es un lugar próximo a la ciudad de Cuenca cuyo anterior nombre fue Albaladejo de los Molinos, según figura en el Censo Real de Castilla que perteneció durante tiempo al señorío del Conde de la Ventosa y en el año 1841 se agregó a la jurisdicción de Nohales.

Está situado en la parte izquierda del antiguo Camino Real en dirección a la capital de España, con límites de su territorio al N. Chillarón; S. Colliguilla; E. capital y O. Jábaga.

En su territorio el rio Chillaron que pasa por esta localidad y nace en Fuentesclaras se une al Júcar, río principal, cuyas aguas movían un molino harinero. Algunos investigadores sitúan aquí la ciudad prerromana de Lobetum, cuyo emplazamiento todavía está sin determinar señalándose varios lugares de nuestra geografía nacional y cuyo nombre proviene del diminutivo vocablo Al-Balat cuyo significado es camino o calzada,  según leí hace tiempo.

Hubo en Albaladejito, hasta tiempos no lejanos, una conocida fuente de sillería con aguas templadas llamada Helicona (o Licona) que Larrañaga en su célebre Guía (1929) señala con propiedades medicinales e igualmente que el caserío tenía 426 hectáreas en su mayor parte productivas.

Otro dato reseñable es el que aporta el arquitecto municipal, Mateo López en sus “Memorias de Cuenca y su obispado” (1787) donde nos dice que a consecuencia de la peste que padeció la capital los años 1508 y 1509 su Ayuntamiento determinó celebrar todos los años la fiesta de S. Roque (16 agosto), que aún perdura y que las sesiones de su Concejo se celebrasen fuera de ella. La primera fue en Albaladejito.

El año 1872, día 7 de marzo, los vecinos de Albaladejito envían un escrito a la Diputación Provincial con la total unanimidad de sus residentes que firman la instancia o ruego en los casos de los que no sabían, no infrecuente en aquellos años, solicitando la segregación del pueblo de Chillarón (Ayuntamiento al que pertenecían) y su incorporación al de Cuenca.

Es una solicitud, con texto conciso, no extenso pero bien explicado y fundado en razones donde exponen los motivos de la petición para su segregación señalando que Albaladejito se encuentra situado a una legua de la capital (medida usada que equivalía aproximadamente a la distancia que una persona o caballería durante una hora de recorrido podría hacer) parecido a la que separa de Chillarón pero exponen, a favor de su propósito, que la actividad de los vecinos es con la capital conquense donde asiduamente tienen que desplazarse para hacer provisión de víveres y utensilios necesarios y de la misma forma para vender sus productos derivados de la agricultura y ganadería.

Por el contrario la única relación, argumentaban, con el vecino pueblo de Chillarón era para hacer efectivos los pagos de sus contribuciones.

Otros razonamientos que ponían de manifiesto en defensa de la segregación era la enseñanza de sus hijos que “si han de recibir educación han de llevarlos a la Ciudad como sucede” y añadían que el Juzgado y la totalidad de las dependencias oficiales de la Administración del Estado se encontraban en la capital, donde con asiduidad tenían que desplazarse para asuntos judiciales o administrativos de toda naturaleza y condición.

Finalizaban los vecinos del caserío el Albaladejito su exposición recordando que se tuviese en cuenta la Ley Municipal vigente donde en su artículo 28, caso 2º protegía y defendía la reiterada aspiración. (Estos datos y siguientes están tomados en el archivo municipal de Cuenca, legajo 671-expediente 28).

En lo que se refiere al Ayuntamiento de Cuenca (deduzco que lo mismo ocurriría en el de Chillarón) dos semanas después quedó enterado del escrito de petición cuya copia había enviado para conocimiento el secretario de la Diputación Provincial, Isidro de Molina y así el 23 de marzo decidió el Ayuntamiento conquense que fuesen sus concejales de la Comisión de Propios quienes informasen y propusiesen su conveniencia o no, dentro de la legalidad. Efectivamente sus componentes, Marcelino Salamanca y Juan Contreras el 17 de abril de 1872 estimaron que la petición era digna de ser atendida, y que podía acceder y admitir el deseo expresado en el escrito.

De ello el alcalde 1º, Manuel Pajarón Ruiz-Morquecho dio cuenta de su contenido a los concejales que formaban la Corporación Municipal.

Me permito una pequeña información al lector para decir que en aquellos tiempos difíciles de la historia local y nacional el alcalde, Pajarón presidente del Partido Carlista y el secretario del Comité Tomás Contreras fueron encarcelados (21-4-1872) por motivos políticos según recogía el periódico liberal El Eco de Cuenca. En su intensa vida pública, Pajarón sería años después (1891-92) presidente de la Diputación Provincial.

Un día antes del suceso (20-4-1872) se celebró pleno municipal en la capital donde se examinó detalladamente sobre si procedía o no la incorporación de Albaladejito. Algunos de sus concejales discreparon y opinaron de forma distinta al contenido del texto elaborado por la Comisión porque “no hallan razón alguna de conveniencia que justifique la incorporación pretendida por los vecinos de Albaladejito” procediéndose a una votación nominal con el resultado de nueve votos a favor, incluido el del alcalde, y tres en contra. Con este resultado a favor del dictamen se dio traslado para su conocimiento a la Diputación Provincial que posteriormente en sesión del día seis de noviembre del año 1872 estudió los informes remitidos y tomó el siguiente acuerdo:

“Dada cuenta del expediente promovido por los vecinos de Albaladejito solicitando se les segregue de Chillarón e incorpore a Cuenca vistos los informes de ambos Ayuntamientos y considerando que por la conformidad completa de ellos a la solicitud de los moradores de la aldea de Albaladejito se está en el caso previsto en el artículo de la Ley Municipal y la Diputación acuerda en votación ordinaria proceder a la segregación de Albaladejito de su actual matriz de Chillarón para incorporarse a Cuenca”.

Este acuerdo tomado por la Corporación Provincial, en uso de su derecho y responsabilidad, no se habría cumplido aún en mayo de 1873. Así se deduce del comunicado del Gobierno de la Provincia de Cuenca que envía al alcalde el día 8 de ese mes recordando el acuerdo de segregación e informando que ya lo había hecho con anterioridad en noviembre del año anterior y que según el secretario municipal, Santiago Sarmiento no se había recibido en el Ayuntamiento de Cuenca.

Hay que recordar, de nuevo, que aquellos años (1872-73) fueron muy agitados con ceses, nombramientos y dimisiones reiteradamente en fechas importantes para la resolución de asuntos que no admitían demora.

Quizá sea bueno recordar y tenga relación con la demora para ejecutar el acuerdo de segregación el hecho, aunque no lo justifica, que dieciséis días después de la decisión tomada por la Corporación Provincial en la capital se constituyó un nuevo Ayuntamiento con diez nuevos concejales, miembros de la candidatura radical, elegidos por sufragio, entre ellos, Calisto Jiménez Cano que fue  nombrado alcalde, y que siendo concejal anteriormente fue uno de los tres regidores que en aquel pleno había votado en contra de la incorporación de Albaladejito a Cuenca.

La situación del Ayuntamiento era económicamente muy difícil, con un gran déficit presupuestario, dos pleitos pendientes de resolver, gastos de personal y materiales sin abonar. A nivel nacional de forma breve indicar que coincidía aquel tiempo (1872-1873) con el corto reinado de Amadeo I y I República, dos fracasos en la Historia de España y el añadido de la tercera Guerra Carlista.

Ante aquel comunicado del responsable del Gobierno central en la provincia de Cuenca el Ayuntamiento decidió (3-5-1873) de forma definitiva “adicionar el padrón como vecinos de la ciudad de Cuenca los moradores del caserío de Albaladejito para todos los efectos” y se suspendía la ejecución de la resolución tomada en la sesión anterior, de expulsión de los ganados de sus vecinos que pastaban sin autorización en los montes de la Sierra y sin, tampoco, tener que satisfacer ningún dinero por ello.

Sería noventa y cuatro años después, casi un siglo cuando la finca rústica de Albaladejito fue comprada, concretamente el 30 de septiembre de 1967 por la entonces Caja Provincial de Ahorros de Cuenca presidida por Rafael Mombiedro de la Torre, dentro de su obra social agraria para dedicarla a la formación de nuestros jóvenes agricultores y ganaderos.

Según la Memoria de 1970 al concluir este año las obras de edificación de la Escuela de Capacitación Agraria diseñada dentro de la finca estaban prácticamente terminadas, también las viviendas para utilización del profesorado que iba a impartir allí sus enseñanzas.

Coincidía la finalización de las obras con un mal año de cosechas para los agricultores conquenses e igualmente para los ganaderos, principalmente por falta de pastos. Pese a ello la Caja mejoraba resultados y seguía con ímpetu el arraigo creciente y fructífero principalmente en los habitantes de la provincia de Cuenca.

La historia no acaba aquí aunque, por mi parte, lo hago pues de su continuación, probablemente, los lectores tengan un mayor y mejor conocimiento además me alejaría del motivo principal que me ha animado a escribir estas líneas.

Septiembre 2021