LA TORRECILLA DEL OBSERVATORIO METEOROLÓGICO EN EL EDIFICIO PALAFOX

Antonio Rodríguez Saiz

Cuenca, enero de 2016

Hubo en el último tercio del siglo XVIII y muy a principios del siglo siguiente en Cuenca, una personalidad eclesiástica de gran altura cuyo nombre sigue proyectándose en la población después de más de dos siglos de estancia entre nosotros.

Llegó a Cuenca como arcediano el último mes de 1765; durante bastantes años ejerció como tal su misión y los dos últimos años de su existencia llevo la mitra de la diócesis conquense.

Antonio Palafox Croy de Abre (Madrid 1740 – Cuenca 1802) lucho contra la pobreza iniciando y activando la industria textil, con expertos llegados de fuera para la enseñanza de la técnica que se requería; fundo escuelas de niños y niñas, también con su fortuna personal, edifico el sólido edificio (iniciado en 1776) junto a la muralla y puerta de Huete que hoy restaurado, alberga la sede del conservatorio de música de Cuenca.

Aunque el arcediano y obispo Palafox no quiso que llevase su nombre y fuera llamado “Escuelas de la Sociedad”, es público y notorio que siempre fue conocido por el nombre de edificio Palafox o simplemente Palafox. Otras obras y hechos importantes fueron por el impulsados, que son ampliamente conocidas, evitando así su repetición.

A lo largo del tiempo, el edificio Palafox tuvo variados destinos diferentes del actual: sede de la Diputación Provincial, Instituto, Caritas Diocesana con salón de cine, hospital de guerra, Colegio de Salesianos, oficinas de hacienda y Guardia Civil…

Cuando el instituto general y técnico dejo la iglesia de la Merced, su primera sede, se instaló en el Parador de las Escuelas de Palafox, tras unas obras de adaptación que constaron 300.000 reales. Allí permaneció durante 85 años (1861-1945), por ello han sido varias generaciones de jóvenes de la provincia de Cuenca que se han formado entre sus nobles e históricos muros.

En postales y fotografías de principios del siglo XX, se contempla en lo alto de la fachada principal neoclásica, una torrecilla y que en muchos casos, al observarla se desconoce la función que tenía. La torrecilla fue un observatorio allí instalado, el primero que hubo en la ciudad.

Aunque los primeros observatorios se establecieron en España por Real Orden en 1850, tendría que pasar más de medio siglo para que en Cuenca fuese realidad su instalación y funcionamiento.

No es casual que el primer observatorio meteorológico de Cuenca se situase en el edificio Palafox porque, según las normas, era preferible que se instalaran en Universidades o Institutos de 2ª Enseñanza y su funcionamiento estuviese a cargo de Catedráticos de Física o profesores de esta materia.

En la sesión plenaria de la Diputación Provincial de 20 de octubre de 1903, presidida por Ramón Herraiz Martínez (elegido diputado por el distrito electoral de Cuenca), se lee un dictamen, para urgente información y discusión, que había sido elaborado por la comisión permanente de hacienda, a raíz de un escrito del director del instituto de 2ª Enseñanza, Jaime Fernández Castañeda y Valle, solicitando de esa institución los recursos económicos necesarios para construir la torre del observatorio.

Hubo gran controversia entre los diputados presentes, sobre la aceptación de la petición, según se recoge en acta.

Unos diputados no consideraban indispensable su instalación “existiendo como verdaderamente existen otras atenciones más sagradas que se encuentran en descubierto como son la Instrucción Pública de mentes, etc.”.

Por otra parte se argumentaba a favor en el sentido que “si bien el observatorio no es absolutamente necesario, es sin embargo muy conveniente y de utilidad sobre todo cuando puede hacerse con un escaso gasto y el instituto adquirirá, según tenia manifestado por escrito, aparatos que el observatorio astronómico de Madrid facilitaría en caso de la construcción”, de la torrecilla.

Ante las dos posturas opuestas, se sometió a votación con este resultado:

  • A favor del dictamen: 7 votos incluido el voto afirmativo del Presidente de la Corporación Provincial.
  • En contra: 6 votos.

Fue, por ello, aprobado por apretada mayoría que se consignase en el presupuesto del siguiente año (1904) la cantidad de mil quinientas pesetas.

En otro capítulo de gastos, se acordó asimismo incluir en el próximo presupuesto adicional quinientas pesetas para obras de reparación en el edifico del instituto, consecuencia de haber sido el edificio Palafox cedido a la Diputación Provincial el año 1856 para Instituto de 2ª Enseñanza.

Una vez aprobada la cantidad inicial para la realización de la torrecilla, se efectuaron las obras precisas para tal fin pero, en otro pleno de la Diputación (23-4-1904) se da cuenta del escrito del director del instituto, Fernández Castañeda, al que se adjunta una relación de gastos efectuados en las obras para la instalación de observatorio meteorológico y que en el proyecto se había presentado “se omitieron algunas obras indispensable que ha sido forzoso ejecutar resultando por lo tanto un exceso de quinientas cincuenta pesetas y veintisiete céntimos sobre el valor presupuestado.

Esta vez fueron tres los diputados provinciales que no estuvieron de acuerdo, por considerar que el gasto no debía haberse realizado. Al final sería aprobado este informe mediante votación.

El importe total de la obra fue de dos mil cincuenta pesetas y veintisiete céntimos.

El lugar del emplazamiento del primer observatorio de Cuenca estuvo bien elegido, reunía las características que se pedían por el organismo competente para ello: situado en un instituto (era el único de la capital y provincia), en zona elevada del mismo, con buena ventilación e independencia de construcciones inmediatas.

El Observatorio de Madrid cumplió su palabra y envió en un principio, un juego completo de termómetros de varios tipos, barómetro, psicómetro… aparatos destinados a medir y registrar regularmente la temperatura, en distintas horas del día, la presión atmosférica del aire y la temperatura del punto del rocío y la relativa del aire… Fue una pena que a estos aparatos no se hubiesen podido añadir los que hubo con anterioridad en el Gabinete de Física del Instituto (aunque solo hubiese sido para instruir al alumnado), por haber sido junto con el de Historia Natural destrozado totalmente por las tropas carlistas en aquellos infaustos días de julio de 1874, cuando las tropas de Alfonso de Borbón y su esposa María de las Nieves de Braganza, saquearon y dejaron un doloroso luto y recuerdo entre los habitantes de esta ciudad tranquila y pacífica.

El observatorio se inauguró el 5 de marzo de 1904 en un acto muy sencillo con asistencia del claustro de profesores en pleno y la Comisión Provincial. Sería el director del centro profesor Fernández Castañeda en caridad de catedrático de Física el encargado de su supervisión y directa responsabilidad.

Ese mismo mes el Instituto Geográfico y Estadístico, se hacía cargo del observatorio de Madrid y del Instituto Meteorológico.

Dos años después, de este último dependerían los observatorios de las provincias españolas y por ello el de Cuenca.

Se observaba todos los días a las 9 de la mañana y 3 de la tarde, recogiendo los datos sobre temperatura y a cualquier hora para observaciones extraordinarias.

Quince años pasarían para que el ayuntamiento de Cuenca viese la necesidad de un nuevo observatorio y más completo. En escrito de 20 de octubre de 1919 el alcalde de Cuenca, Eduardo Moreno Ortega expone al Ministro de Instrucción Pública el acuerdo municipal de solicitar el observatorio argumentando la importancia que tiene por el cultivo existente en terrenos fértiles de regadío en las hoce, para la predicción de crecida del rio Júcar, evitar desbordamientos que perjudiquen al agricultor, arrastre de maderas, estudio de la climatología local y relación con la producción agrícola y otros argumentos no menos importantes.

Esto indicado en el párrafo anterior sería motivo de otro artículo.

 

 


 

Imágenes de las obras posteriores en el edificio