Antonio Rodríguez Saiz
EN RECUERDO DE JORGE MANRIQUE
Antonio Rodríguez Saiz
“Enamorado estabas de la muerte,
la gloria del morir fue tu locura
que a la muerte buscabas con porfía.
Y la muerte su amante quiso hacerte
cuando en la inmensidad de la llanura
a tu encuentro llegó cual llega el día”
(Acacia Uceta).
Hay fechas y sucesos que permanecen indeleblemente contra la fuerza o resistencia del tiempo transcurrido desde que acaecieron.
El acontecimiento que ahora atrae mi memoria fue el acto conmemorativo de la muerte de Jorge Manrique, dedicado a las armas y a las letras, celebrado en la histórica villa del Castillo de Garcimuñoz, cuatrocientos setenta y siete años después de haber sido herido mortalmente ahí en abril de 1479, cuando tenía 39 años y combatía, como es conocido, en el bando de Isabel la Católica (aclamada reina 5 años antes) contra los partidarios de Juana la Beltraneja.
La finalidad principal del solemne acto aquel martes, 25 de junio de 1946 era el descubrimiento de una lápida en honor del poeta, autor de las “Coplas de la muerte de su padre” costeada por el académico de número (sillón j), Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII, duque de Alba y organizado por la Real Academia Española desplazándose a Castillo de Garcimuñoz una notable representación de esta institución formada por el presidente (elegido por 2ª vez) José María Pemán y Pemartín; Armando Cotarelo Valledor, filólogo; Emilio García Gómez, arabista; Julio Casares Sánchez lexicógrafo, secretario perpetuo y académico más antiguo de los presentes; Juan Ignacio Luca de Tena, periodista y comediógrafo y el mencionado duque de Alba. También se sumó al acto, Pedro Muguruza Otaño, académico de Bellas Artes de San Fernando y de forma excepcional, Cristian Casares Koehler, médico residente en la capital e hijo del ilustre académico y secretario.
El director de la RAE, José María Pemán al mediodía de la fecha indicada en presencia de las personalidades citadas anteriormente, autoridades provinciales en gran número, locales y vecindario procedió al descubrimiento de la placa cubierta con la bandera nacional colocada al lado de la puerta de entrada del castillo de estilo gótico-isabelino, construido por el marqués de Villena, con la inscripción siguiente: “Recuerda, caminante, que a las puertas de este castillo se vino la muerte sobre el poeta Jorge Manrique, que en el año MCDLXVII, cuando peleaba por su Reina Isabel la Católica. La Real Academia Española, por iniciativa y a expensas del Duque de Alba, su individuo de número, perpetua este recuerdo y pide una oración por el poeta. XVI de Marzo de MCMXLIV”. Se observa a la vista del texto que está equivocado el año de la muerte del poeta y que la fecha de la placa es de dos años anterior al descubrimiento oficial de ella.
Seguidamente en el atrio de la iglesia Pemán pronunció un discurso sentido y emotivo, según los asistentes, resaltando la semejanza existente entre los famosos poetas, Jorge Manrique (+1479) y Garcilaso de la Vega (+1536), ambos heridos mortalmente en combate, aunque con medio siglo de diferencia. No faltó en sus palabras la referencia al momento por el que atravesaba España.
Debió ser muy del agrado porque por parte del presidente de la Diputación Provincial se solicitó que enviase el texto a la Corporación y al día siguiente en sesión plenaria se insistió, "felicitando oficialmente al Excmo. Sr. Don José María Pemán por la brillantísima oración pronunciada en el acto conmemorativo, y rogarle la remisión de unas cuartillas reproduciendo su discurso, con la autorización, para que la Corporación Provincial edite un folleto”. No se debió recibir porque en el fondo de publicaciones de la institución no hay constancia de su edición.
Un buen número de asistentes en honor del célebre poeta, Jorge Manrique creían, e incluso se publicó, que había sido herido en el mes de abril de 1479 junto a los muros del castillo.
Error que a veces, cada vez menos, se repite cuando lo cierto es que el suceso ocurrió en el lugar conocido por “Camino de La Nava” a unos 3 kms del castillo al descender por un declive del terreno con su caballo recibiendo una lanzada entre la coraza y el arzón de la silla de montar, falleciendo a los pocos días en el vecino pueblo de Santa María del Campo Rus donde fue llevado por estar allí el campamento militar. Un monumento obra del escultor toledano Manuel Alonso Reguilón, idea de León Coullaut, ahí lo recuerda.
Fue enterrado el autor de las Coplas en la primitiva iglesia del Monasterio de Uclés a los pies del sepulcro de alabastro de su padre, Rodrigo Manrique, maestre de la orden de Santiago, fallecido en 1476 a consecuencia de una úlcera cancerosa en la cara. Según me contaba el recordado amigo Dimas Pérez Ramírez, archivero diocesano e investigador, sus huesos se han perdido, están en el monasterio, pero ¿dónde? Se ignora el paradero exacto.
El sencillo monumento que hay en Castillo de Garcimuñoz en honor del autor de las Coplas se puede contemplar en el sitio donde cayó herido, inaugurado en 1942.
El escritor y diplomático, Agustín Serrano de Haro y Medialdea en su libro “Personalidad y destino de Jorge Manrique” transcribe aquellos párrafos que considera más interesantes de la carta que le envió el poeta Federico Muelas informándole sobre la erección y descripción del monumento que ideó en 1941 con escasez de recursos económicos y según decía “gracias a que yo exprimí fondos de mi propia bolsa”.
En él se contempla una mesa de altar de piedras procedentes del hundimiento de la torre del Giraldo (o de las Campanas) de la catedral de Cuenca (1902) labrada por canteros que trabajaban en el principal templo de la diócesis, siendo los escudos que aparecen en la parte superior obra del genial escultor Fausto Culebras (n. Gascueña). Hay en el centro de la mesa un hueco con una arqueta de hierro (entonces) para que en su interior estuviese depositada una edición de las Coplas, con portada de madera, también de Fausto y esta inscripción en el monumento “Viajero seas quien fueses: detente un instante, levanta la tapa de esta arca de hierro y extrae de ella las coplas que a la muerte de su padre escribiera D. Jorge Manrique, herido de muerte en este lugar. Deléitate con ellas y me lo agradecerás toda la vida”.
Fue inaugurado con gran brillantez, según la época, y planeado por el mismo Federico, aunque no estuvo presente en el acontecimiento, así lo dice en su misiva, sin querer entrar en detalles sobre su ausencia.
Monumento a Jorge Manrique - Santa María del Campo Rus
Fotos del autor (2015)
Retomando la narración, interrumpida, del acto celebrado en Castillo de Garcimuñoz diré que éste finalizó con una comida servida por el Hotel Iberia de la capital que fue sufragada entre el Gobierno Civil, su titular era José Valle Vázquez, presente en los actos y la Diputación Provincial, con cargo al capítulo de imprevistos, representada por Manuel Lledó Briz (presidente), Juan Luis Machetti Croso y Salustio Martínez Belda (gestores) y el secretario de la Corporación, Cayo Conversa Muñoz. Se había suspendido el pleno previsto ese día para poder estar presentes en Castillo de Garcimuñoz, celebrándose al día siguiente, en segunda convocatoria, ratificando la decisión tomada por el presidente de haber suspendido la sesión ordinaria.
Después de ser despedidos los ilustres visitantes por el alcalde, Mariano González Cabrera, juez y concejales se trasladaron por carretera a la capital de la provincia excepto Muguruza, arquitecto del Valle de los Caídos que regresó directamente a Madrid.
En Cuenca fueron recibidos por la primera autoridad municipal, José Domínguez Diaz de la Cuesta y concejales sirviéndose un vino especial en su honor en el salón principal del Ayuntamiento y aún tuvieron tiempo de hacer un pequeño recorrido por la carretera de Palomera y contemplar las bellezas naturales de la Hoz del Huécar antes de su regreso a la capital de España.
Se había cumplido felizmente una intensa jornada según comentaron quienes estuvieron presentes y también por la crónica aparecida en el bisemanario Ofensiva (día 30), firmada por su director Adolfo Luján y el reportaje fotográfico del último día del mes de junio.
Un acto importante de reconocimiento al poeta Jorge Manrique, autor de las famosas Coplas donde destaca con hondo sentimiento la fragilidad de las cosas humanas, la equiparación ante la muerte, la estimación, virtudes…
Enero 2022