LA CALLE ALFONSO XIII EN CUENCA

Antonio Rodríguez Saiz


Cuando el lector vea este título, si tiene curiosidad, puede inferir que sea una equivocación y lo que pretendía era referirme a la calle dedicada al conquistador de Cuenca, Alfonso VIII (antigua Correduría) llamada así desde el año 1881. Con el nombre de Alfonso XIII no ha estado, que conozca, ninguna en el callejero conquense pero no es una equivocación.

¿Qué causa o motivo hay que justifique este título? He aquí  la contestación a esta pregunta.

Existe una fecha, 17 de mayo, íntimamente unida al monarca. Ese día de 1886 nacía en el Palacio Real de Madrid; sería proclamado en 1902 y el 17  de  mayo  de 1927 se celebrarían en las capitales españolas grandes y diversos  actos en su honor.

La ciudad de Cuenca que contaba entonces con una población de 14.562 habitantes, se sumó a ello y sus regidores, previa convocatoria, celebró en las Salas Consistoriales una sesión extraordinaria del Ayuntamiento pleno presidido por el primer teniente de alcalde, Emiliano Moreno, con un único punto del orden del día: rendir homenaje al rey al cumplir veinticinco años en el trono.

Asistieron también, los tenientes de alcalde, Cecilio Lucas (2º), Mariano Córdoba (3º), Julián Velasco (4º) y doce concejales, entre ellos Julia Ochoa, profesora de la Escuela Normal de Maestras y primera mujer   que tuvo este cargo en el municipio conquense, algo extraño en la sociedad de entonces como indica esta coplilla:

Andan las cosas muy malas/ en la ciudad de mis males/ pues para llenar las salas/ que llaman consistoriales/  no  hay bastantes concejales/ y hay que buscar concejalas

Cinco de estos regidores cesarían en julio de ese año, sustituidos por otros nombrados por el gobernador, Saturnino Echenique, notario de profesión y la profesora dejaría el cargo municipal en 1928 por traslado a la capital alavesa.

Es raro que en el pleno, según acta, no estuviese, Cayo Faustino Conversa Martínez (n. Villares del Saz de D. Guillén), alter ego de la monarquía en Cuenca y gran representante del primorriverismo gobernante. Una nota aparecida en la prensa provincial el día anterior informaba que la familia Conversa había  marchado a la capital de España.

Los concejales presentes “ queriendo testimoniar de manera fehaciente los sentimientos de acendrado amor a la Monarquía Española y concretamente a la  persona del  Rey  (q.D.g.), el Ayuntamiento pleno en nombre de la Ciudad  acuerda por unanimidad rotular con el nombre de Don Alfonso XIII  la calle comprendida entre el  Parque de Canalejas y el Banco de España” , enviando para conocimiento un telegrama de “ inquebrantable adhesión a la Corona” a la Mayordomía Mayor de Palacio dirigida por Luis Mª. De Silva y Carvajal, duque de Miranda.

Al tiempo que se tomaba este acuerdo, se celebraron actos religiosos, culturales y festivos, aquel día lluvioso, incluida verbena en la Plaza de Abastos y exposición de arte

 Creo que la calle dedicada al rey sería en un lateral del Parque de S. Julián donde en la actualidad están los edificios de Unicaja (en un principio, Caja de Ahorros de Cuenca y Ciudad Real), Círculo de la Constancia, Delegación de Economía y Hacienda (Banco de España, desde 1925 a 2002) y Correos.

El acuerdo no se debió de cumplir, no me consta que hubiese colocada ninguna placa que identificase ese espacio y no ha sido el único caso del incumplimiento de una decisión de este tipo tomada en pleno por el Ayuntamiento. Valgan como ejemplo las calles dedicadas al obispo, Wenceslao Sangüesa y al filántropo, Juan Fernández.

Cuando en la capital se dedicaba  la  calle al monarca reinante, coincidía con las peticiones de la ciudadanía que solicitaban la colocación de placas rotuladas con sus correspondientes números en las viviendas, especialmente en los barrios más populares y alejados del centro urbano que carecían de estas señales de identificación , con el consiguiente problema que ocasionaba esta omisión, incumpliendo la real orden de finales de 1858 que obligaba a denominar las calles, plazas, plazuelas, callejones, etc. que hasta entonces no estuvieron rotuladas y se reconocían por la ubicación de gremios, personajes importantes que allí vivían y otros detalles.

Según el curso de la historia podría decirse que el nombre de Don Alfonso XIII habría durado solamente cuatro años en el callejero conquense, tiempo que tardó en proclamarse la II República (1931) y obligada marcha del monarca al exilio con el reconocimiento suyo que no tenía el amor de su pueblo. Ese mismo año llegaron   los cambios de calles a la ciudad: Plaza de la Infanta Paz (actual Plaza de la Hispanidad) por Plaza de Galán; calle Alameda (hoy de Castilla – La Mancha) por Capitán García Hernández y otras más.

Durante las casi tres décadas que duró el reinado de Alfonso XIII, sin contar la Regencia, fueron tres las visitas que realizó a la ciudad de Cuenca. La primera de ellas el tres de mayo del año 1905, única capital de provincia española que le faltaba por conocer, realizando el viaje en tren, celebrado con gran  cantidad de actos en su honor. En la catedral basílica contempló el cuerpo del obispo S. Julián y aseguró al obispo Sangüesa y asistentes que habría dinero necesario para la restauración de la catedral, gravemente dañada por el hundimiento de la torre del Giraldo (13-4-1902), unido a su deseo de colocar la primera piedra, Es sabido que no fue así.

La segunda visita a la capital fue realizada de incógnito (5-3-1922) y reconocido cuando visitaba la catedral.

La última visita conocida fue cuando vino a inaugurar el Salto de Villalba, día 16 de junio de 1926.

Es posible, aunque no afirmo, que volviese alguna vez más de incógnito a la ciudad del Júcar y Huécar de viaje a una localidad cercana.

   Noviembre 2022