Antonio Rodríguez Saiz
UN REPIQUE DE CAMPANAS ÚNICAMENTE
Antonio Rodríguez Saiz
El día once de febrero del año mil ochocientos setenta y tres es una fecha histórica en España insuficientemente conocida y, en gran parte, olvidada, aunque ese día se produjeron dos acontecimientos muy importantes: la aceptación de la renuncia al trono del rey Amadeo I (presentada el día anterior) y proclamación de la República Española.
En su efímero reinado (dos años) el monarca constitucional, según los historiadores, tuvo que hacer frente a una inestabilidad permanente; oposición republicana y de monárquicos alfonsinos, división entre sus partidarios, insurrección cubana, guerra carlista, falta de apoyo del ejército y aristocracia, etc. Reconocería en su texto de abdicación que le engañó su buen deseo y que España vivía en lucha permanente, viendo muy lejos la paz y ventura que deseaba.
La Asamblea Nacional, formada por Congreso y Senado proclamó la República por 252 votos a favor y 32 en contra. Una solución rápida y anticonstitucional. Se deberían haber convocado elecciones a Cortes, según la Constitución vigente hasta la fecha.
En la ciudad de Cuenca ese día se celebró una sesión extraordinaria del Ayuntamiento, a primera hora de la mañana, convocada y presidida por Calisto Giménez Cano alcalde Popular con asistencia de los tenientes de alcalde Eugenio Carretero, Manuel Mariana y los concejales León Carretero, Abundio Saiz, Miguel López Cañizares, Eusebio Cabañas Moreno y Lino Gárcia Parrilla, actuando de secretario Santiago Sarmiento.
La finalidad de esta sesión urgente era informar y dar conocimiento por el alcalde del telegrama enviado por el recién nombrado ministro de la Gobernación Pi y Margall al gobernador de la provincia (periodista y escritor de profesión), Cesar Ordax- Avecilla y Urrengoechea que sería nombrado días después (25 de febrero) para el mismo cargo en Zamora.
Informado de su contenido e inmediatamente el alcalde hizo saber a la autoridad superior “Que el Ayuntamiento acaba de acojer(sic) con el mayor júbilo el importante acontecimiento de la proclamación de la República que como nueva fórmula de Gobierno se han servido dar a la Nación Las Cortes Soberanas y como primera solución el nombramiento de Ministerio que ha de regir sus destinos, por noticia telegráfica que le ha comunicado el Sr. Gobernador por cuyo conducto concluye de felicitar a la Presidencia congratulándose en que reconoce tan fausto suceso y ha dispuesto solemnizar con el mayor gusto “
En el siguiente pleno extraordinario, celebrado el día doce, el alcalde Giménez Cano dio cuenta de nuevas comunicaciones. Una de ellas fue la composición del nuevo Ministerio de la República en cuya relación figuraba como presidente sin cartera Estanislao Figueras, Estado Emilio Castelar, Gobernación Francisco Pi y Margall, Gracia y Justicia Nicolás Salmerón, Hacienda José Echegaray, Guerra general Córdova, Marina José María Berenger, Fomento Manuel Becerra y Ultramar Francisco Salmerón.
La Corporación Municipal conquense reiteró y acató la decisión de Las Cortes “y aceptando como legítimas sus resoluciones las reconoció como Soberanas”, informando al vecindario por medio de edictos, anuncios públicos utilizados como medios de comunicación, del acuerdo tomado e igualmente el proceder para solemnizar el importante acontecimiento histórico tan relevante por lo que significaba, repicando la campana del reloj de Mangana el día 12 a las tres de la tarde e igualmente al anochecer.
Estos toques tendrían que ser seguidos por los repiques de las campanas de la catedral basílica. De ello se dio conocimiento al presidente del Cabildo para que dispusiera lo necesario y tuviera conocimiento del acuerdo.
Los repiques de campanas del principal templo de la Diócesis se solían hacer en días de recuerdo, alegría o dolor hasta el infausto trece de abril de mil novecientos dos al derrumbarse la torre del Giraldo (o de las Campanas) que causó cuatro víctimas mortales y numerosos daños materiales, como es conocido.
A esta sencilla conmemoración por el advenimiento de la primera República se unirían las campanadas en las parroquias de la capital que en aquel tiempo eran catorce: San Pedro, San Nicolás, San Miguel, Santiago (en la catedral), Santa María de Gracia, San Martín, Santa Cruz, San Gil, San Vicente, San Andrés, San Juan Bautista, Santo Domingo, San Salvador y San Esteban. En 1897 quedarían reducidas a tres.
Con un repique de campanas únicamente se solemnizó en Cuenca la llegada de la República “ya que la crudeza de la estación que ha cubierto de nieve las calles no permite otros mayores festejos de regocijo “Justificación textual del Ayuntamiento que figura en acta.
Aunque no se observaban en la ciudad movimientos de cierto grado de preocupación sí se tomaron, lógicamente, medidas para prevenir y evitar los inconvenientes y problemas de orden que pudieran surgir.
Se adoptaron las siguientes prevenciones:
- Movilización de la fuerza Ciudadana participando 258 voluntarios, dos comandantes, 1 capitán ayudante, 1 alférez abanderado, 3 capitanes, 6 tenientes, 3 alféreces, 6 sargentos (1º y 2º), 24 cabos (1º y 2º), y 7 trompetas. Su nombre completo era Fuerza Ciudadana de los Voluntarios de la Libertad.
- Establecimiento de guardias de vigilancia en el Cuartel de San Francisco, en el edificio del Gobierno Central y el principal de la fuerza, dotándose a sus miembros de utensilios, municiones para armas de fuego y haberes por la movilización e incorporación para actuar de forma organizada. Se daría conocimiento al comandante militar de la provincia y al del batallón de la capital.
- Constitución de la Corporación Municipal en sesión permanente formada por una comisión de dos concejales, se turnarían todos en este cometido.
Esta situación preventiva duró solamente los días 11, 12 y 13 porque al no haber ningún incidente ni contratiempo de orden reseñable el gobernados civil, máxima autoridad provincial, ordenó que se levantase la movilización del servicio establecido de la fuerza Ciudadana que se estaba realizando, con haberes a cargo del ministerio de la Guerra.
Se recibió un telegrama del presidente del Poder Ejecutivo de la República nombrado por la Asamblea Nacional con el siguiente texto: “Gracias mil a la Comisión permanente del Ayuntamiento Popular, Milicia Ciudadana y autoridades judiciales y civiles por el decidido apoyo y felicitación que dirigen al Gobierno de la República. El Gobierno espera del patriotismo de todos que contribuirán por cuantos medios estén a su alcance al afianzamiento de la República y sostén del orden “.
La República no fue como pensó y anheló el primer presidente Figueras, por diversas causas, “un iris de paz y concordia para todos los españoles “.
Fuente: Archivo Municipal de Cuenca legajo 1469, expte. 3.
Mayo 2024