ALGUNAS NOTAS SOBRE EL AGUA POTABLE EN CUENCA

Antonio Rodríguez Saiz

Uno de los problemas existentes en la capital conquense, no menor, durante las décadas de los años cincuenta, sesenta y parte de la siguiente del siglo pasado fue la distribución del agua potable para consumo de sus vecinos.

Habría que remontarse también a varios siglos anteriores cuando la población, especialmente, se abastecía del agua de lluvia y del río Júcar. Se tienen noticias que en el siglo XV el Concejo realizó gestiones para solucionar este problema que afectaba seriamente a los vecinos, sin resultado feliz.

La solución, afortunadamente, se alcanzó un siglo después y tuvo su principio cuando el rey Carlos I firmó una provisión  en la villa de Ocaña el día diecisiete de mayo del año 1.531, autorizando con su consentimiento para llevar a cabo el trabajo necesario para la traída de las aguas a la ciudad desde el manantial de  la Cueva del Fraile por la Hoz del Huécar, en un trazado de gran utilidad pero no exento de dificultades por los lugares donde transcurre.( María Luz Rokiski Lázaro en su documentado libro ” Arquitectos del  siglo XVI en Cuenca”, aporta datos interesantes.)

La dificultosa obra fue adjudicada el 9 de agosto de aquel año, estando presentes en el acto representantes del Ayuntamiento y de la Iglesia, a los hermanos Juan y Rodrigo Vélez ,maestros de cantería y fontanería por importe de 8.200 ducados, cantidad reducida poco después en 500 ducados. Se realizaría de acuerdo con la traza, diseño y redacción del proyecto elaborado para esta finalidad por Juan Torollo que había hecho obras importantes en varias provincias españolas y era veedor de obras al servicio del duque de Alba. Estaba considerado, en su época, el mejor proyectista de traída de aguas a las ciudades por su conocimiento, competencia y gran experiencia.

La obra ya estaba finalizada en el mes de mayo del año 1.534. Fácilmente   es de suponer la satisfacción y alegría imaginable por este final sumamente esperado y deseado con tanto anhelo que haría más fácil y llevadera la vida diaria en la pequeña ciudad castellana que incluso aprovechó para embellecerla con algún espacio ajardinado.

Fue Pedro Ordoñez de Villaquirán, corregidor y justicia mayor de las ciudades de Huete y Cuenca quien oficialmente hizo saber al rey la finalización de la complicada y necesitada traída de agua desde la Cueva del Fraile, con un recorrido de varios kilómetros.

Como se indica al principio, la capital de nuevo, en la segunda mitad del siglo XX se encontraba necesitada del abastecimiento y distribución del agua para consumo principalmente por el aumento de población, nuevas barriadas y edificios construidos con mayores alturas. La antigua red desde los depósitos de la calle de San Pedro era ya insuficiente siendo necesario y prioritario la ampliación de la red de aguas para dar servicio adecuado y merecido a la población.

Esta necesidad originó un proyecto estudiado para abastecimiento de una ciudad con 80.000 habitantes. Se encargó por parte del Ayuntamiento a José Paz Maroto, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de notorio prestigio profesional para este tipo de obras.

En su redacción elaboró un plan para definir, planificar y ejecutar la obra dividiendo la capital en tres zonas o espacios: zona alta, abastecida por el depósito existente en la calle San Pedro número 33; la segunda incluía la zona entre las dos hoces que se surtiría del depositó que estuvo en las calles de San Gil y Caballeros y en la tercera zona se prestaría el servicio con el nuevo depósito  a construir en el Cerro de Molina, en una cota de 975 metros.

La Corporación Municipal en el año 1.959, siendo alcalde Bernardino Ángel Moreno Cañadas sacó a concurso-subasta la primera fase. Sus obras se terminaron en septiembre del año 1.961 y a continuación se subastaron las otras.

En cuanto a la construcción del depósito en el Cerro de Molina, que es una estribación que deriva del Cerro del Socorro, la obra fue presupuestada en 7.627,357 ’87 pesetas.

En la Cuenca medieval el Cerro de Molina era conocido por Cabeza de Molina, uno de los parajes alrededor del núcleo urbano de la ciudad donde se cultivaban viñas, junto con los de Fuente del Oro, proximidades del río Moscas y Fuensanta en su parte más alta.

Las características técnicas del depósito eran: “planta semicircular, semienterrado y de hormigón armado, de bóvedas tóricas con la de contrafuertes radiales que constituyen otro anillo exterior. Entre ellos se voltean unos arcos de hormigón armados.

La cámara de llaves estará en el sector del anillo central de 10 centímetros de radio exterior y de ésta se pasará a la galería de servicio por la que saldrá la arteria maestra y la del desagüe del depósito”.

Ciertamente es que en la actualidad se ven dos depósitos.

En la sesión municipal extraordinaria (25-2-1.963) se comenzó dando cuenta de la donación de terrenos por el conquense Enrique Jiménez Girón para el emplazamiento del depósito de aguas en el Paraje Cerro de Molina, agradeciendo el gesto.

En 1.964 las obras estuvieron paralizadas, por cuestiones técnicas y de agilidad, en su ejecución con evidente retraso. También hay que añadir por enfermedad del director y proyectista Paz Maroto, al tiempo que se preparaba la instalación de contadores de agua en casas y edificios públicos para poder contabilizar el volumen de consumo para posterior pago, según gasto.

Era entonces el principal problema para el Ayuntamiento presidido por el alcalde Rodrigo Lozano de la Fuente junto el agua “hacer frente a los aprovechamientos forestales de sus montes de los que cada año es más difícil que la iniciativa particular adquiera sus maderas y se consideró la instalación de un nueva y moderna fábrica de aserrio “.

Fue un año de proyectos y realizaciones, he aquí algunos : se terminó la Casa de la Cultura, el Colegio Menor  Femenino  “ María de Molina estaba preparado para su edificación,   Grupo de Viviendas “ La Paz en las Eras del  “Tío Cañamón“ , Escuela de Maestría Industrial (actual I.E.S “Pedro Mercedes“) ,Instituto de Enseñanza Media Femenino(lamentable construcción que hubo que dinamitar, sin que se pidieran responsabilidades), Prisión Provincial, se continuaba la reconstrucción de las Casa Colgadas, etc.

Paralelamente se trabajaba en el proyecto de la traída de aguas de Royo Frio, a 26 kilómetros aproximadamente de Cuenca, en término de la localidad de Villalba de la Sierra, con importantes dificultades pero que a finales del año 1.963 ya estaba aprobada la primera fase por los servicios técnicos del ministerio de Obras Públicas.

Aún habría que esperar varios años, para que llegase el agua a la capital desde Royo Frio. Era alcalde Andrés Moya y coincidió con el inicio de la Feria y Fiestas de San Julián que se celebraron del 20 al 29 de agosto de 1.974. con el desfile por primera vez de “Las Majorettes” de la ciudad francesa de Nimes que causaron alegría, algarabía y controversia”. 

 

Diciembre 2024