SERENOS, UN OFICIO DESAPARECIDO

Antonio Rodríguez Saiz

 

No sé si al lector le sucede como a mí, a veces, que cuando buscas algo encuentras otra cosa diferente que te hace recordar tiempo pretéritos y lejanos que se tenía, si no en el cajón del olvido, al menos, algo alejado del cotidiano ajetreo mental diario.

Eso mismo me ocurrió días pasados al ver un artículo de Ángel Ríos publicado en las páginas del Diario de Cuenca al inicio de la estación primaveral del lejano año de 1965, titulado Serenos. Unos personajes que dejaron de ejercer su laboriosa y reconocida labor municipal en España hacia 1977.Gozaron, en general, de estima y afecto pero que según el periodista estaban en desamparo. ” Ellos que vigilan, protegen y están siempre dispuestos a colaborar con todo y con todos, -decía- carecen de una atención que debiera dispensarles el Municipio y a todos cuantos en la ciudad habitamos “. Esta situación no era sólo en aquel tiempo cuando la asignación mensual por parte del Ayuntamiento de Cuenca era de unas 600 pesetas.

Llegué a conocer y reconocer el trabajo de los serenos no solamente en la ciudad del Cáliz y la Estrella sino en otras ciudades y pueblos de la geografía nacional, especialmente en Madrid donde la mayor parte de ellos eran de origen asturiano y gallego.

En las Ordenanzas Municipales de la Ciudad de Cuenca, se les dio importancia a los serenos, al menos sobre el papel. Fueron aprobadas el día 20 de junio de 1868 por el Gobernador de la Provincia, Rafael Mariano Boulet, marqués de Liédena que cesaría en el cargo en septiembre de ese mismo año al inicio de la Revolución de Septiembre (La Gloriosa) y sustituido por el Gobernador Militar, Joaquín Pastors y Foxá

En el Título I (Orden y buen gobierno) regulaba en sus artículos 17 al 20, ambos inclusive el cometido y funciones a desarrollar por los serenos durante su jornada nocturna para proteger a los conquenses y auxiliando a los vecinos ante cualquier contingencia o problema surgido y no deseado.

Durante un tiempo los serenos fueron los encargados del alumbrado público con farolas de aceite desde que anochecía hasta las once de la noche, por lo menos, aumentándose una hora más en época veraniega. 

Vestían de uniforme con gorra distintivo de su profesión. Llevaban un lanzón o chuzo, palo grueso que tenía al final un gancho metálico. 

Portaban un farol de aceite para alumbrar y un pito de bronce.

La ciudad de Cuenca estaba dividida en dos distritos denominados de Arriba y de Abajo.

Las funciones del sereno eran estar haciendo rondas hasta el amanecer por el distrito que tenía asignado, dar aviso en un periodo muy corto de tiempo ( al menos cada cinco minutos ) de  la hora  , estado del tiempo, evitar ruidos, alteraciones y asaltos a personas y propiedades. En caso de incendios sería comunicado urgentemente con la expresión “en tal parte “procediendo a comunicarlos a guardias y autoridades

Una función muy requerida era ayudar a personas que necesitasen servicios sanitarios o auxilios espirituales, especialmente el sacramento de la extremaunción.

Asimismo, especifican las mencionadas Ordenanzas el cuidado que debían tener los serenos con vigilar el correcto cierre de cafés, tiendas, etc., en las horas señaladas, evitando el tránsito por las calles de mendigos, embriagados, mujeres perdidas, evitando la suciedad en los pilones de las abundantes fuentes públicas que había en la capital, entre otras cuestiones más.

Los serenos tenían consideración de autoridad y así debían ser tratados pues en caso contrario el contraventor sería castigado según las leyes.

La figura del sereno que durante dos siglos había estado presente en la vida   de las ciudades desapareció cuando se producen grandes cambios en la sociedad que hacen innecesaria su presencia dejando un recuerdo agradecido de su labor, no exenta de sacrificios.

Y también para concluir de una forma más festiva y puesto que no he hablado de uno de sus objetos de trabajo, sencillo pero muy eficaz;  es una frase utilizada  y que se lleva escuchando durante años y años desde que los serenos cuando se encontraban con algún problema hacían uso del pito para avisar a los policías, ante casos frecuentes de robos, borracheras, riñas  ….y de este uso en muchas situaciones se hacia un abuso excesivo  del mismo por lo que al utilizar el pito o silbato con exceso la policía no hacía caso y de ahí quedó el dicho.:  “Te ha tomado por el pito del sereno”,  indicando, con ello, que no lo habían tomado en serio.

Cuenca, Octubre 2022