ENRIQUE DOMÍNGUEZ MILLÁN, PREMIO GLAUKA 2019

Cuando se asiste a un acto de estas características hay una propensión e inclinación, lógica y fundamental, a pronunciar inevitablemente dos palabras: felicitación y enhorabuena.

Y, como ésta, no iba a ser una excepción, pero, permítame el premiado que mis sinceras palabras vayan dirigidas en primer lugar a la “Asociación Amigas de la Lectura de Cuenca”, vinculada a la Biblioteca Pública Fermín Caballero por la importante labor que realizan beneficiando provechosamente a sus asociadas e incluso más allá de su propios límites.

Gran acierto de la Asociación Amigas de la Lectura al haber otorgado el premio Glauka 2019 al decano de los escritores conquenses, Enrique Domínguez Millán por su gran labor divulgadora de la cultura durante su dilatada vida, cuando se cumplen ahora exactamente 70 años que el entonces joven periodista y escritor conseguía y recibía la Flor Natural, primer premio literario en los Juegos Florales de Landete, localidad perteneciente al antiguo Marquesado de Moya, en la serranía conquense ante un teatro abarrotado de espectadores con calles y viviendas engalanadas.

A lo largo de sus años, Domínguez Millán ha recibido un buen número de premios, pero estoy seguro, porqué lo conozco bien, que el premio Glauka ocupará un destacado y preferente lugar en su memoria.

Una biografía fecunda, con múltiples artículos sobre Cuenca, participación generosa para ensalzar nuestras gentes y cosas e incluso su crítica positiva, que no elude, cuando es necesaria. Amplios ratos de conversación con Enrique Domínguez Millán han sido para mí un deleite, placer del ánimo, y fuente de aprendizaje por su gran caudal de conocimientos que lo hacen un auténtico maestro y así lo he considerado siempre.

Hay personas que pueden, con más autoridad y mejor, manifestar con palabras su pensamiento, obra y proyección como periodista, escritor, poeta, novelista, crítico, articulista, viajero, pregonero, conferenciante, guionista e impulsor de programas educativos en radio y televisión, con indudable éxito, divulgador de la cultura conquense….

Sí, lo hago, ciñéndome exclusivamente a Cuenca “ese maravilloso disparate telúrico” según Enrique y puedo afirmar que en estos setenta últimos años de nuestra historia su presencia en la ciudad estelífera y provincia ha sido permanente. Repasad nuestra hemeroteca, navegar por la memoria, desempolvar carpetas, para aquellos que somos “amigos de vejeces e historias”, como diría el horcajeño González Palencia, es algo que lo confirma. Aunque marchó a Madrid por motivos de trabajo y estudios de periodismo y derecho, que añadiría a los de magisterio realizados en Cuenca puede asegurarse que aunque fuera de su ciudad natal siempre estuvo dentro de ella y la definiera así hace más de medio siglo: “Es a un tiempo ala y raíz, ingravidez y firmeza, clausura y evasión, aspereza y dulzor, serenidad y locura”.

Y así, a modo de ejemplo, nos encontramos con el escritor Enrique Domínguez Millán, nacido el 26 de abril de 1927 en la singular calle Caballeros nº17, con verso de Federico Muelas “de peldaño en peldaño fugitiva”, participando en numerosas y diversas actividades, entre otras:

  • Locutor de la radio conquense a la temprana edad de 15 años, simultaneando este trabajo con sus estudios de bachillerato en el edificio Palafox, “viejo instituto que anida en la sangre”
  • Organizador del inolvidable y recordado acto poético, celebrado el domingo 9 de septiembre de 1956, en honor de Astrana Marín, en el antiguo atrio de la iglesia de San Gil, bautizado “Jardín de los Poetas”, hoy solamente un recuerdo nostálgico y bello. En 1959 acompañaría al ilustre cervantista villaescusero en la célebre conferencia de San Clemente; poco tiempo después, Astrana Marín fallecería.
  • Pregonero de la Semana Santa de Cuenca en los años de 1957 y 1982, dejando gran señal de forma indeleble en la memoria colectiva.
  • Miembro fundador y primer presidente de la Academia de Artes y Letras de Cuenca, después elevada a la categoría de Real. Su discurso de investidura fue sobre “Fray Luis de León, un conquense universal”.
  • Premio Ciudad de Cuenca, en segunda edición.
  • Miembro de la famosa tertulia literaria del Café Colón, que hoy una placa recuerda en el actual edificio, gracias a su insistencia e interés.
  • Gran número de conferencias y recitales poéticos por toda la geografía provincial.
  • Si se circula por la calle Alonso de Ojeda en un muro de ella se ve un ancla de fragata varada en tierra adentro, extraño lugar ¿Por qué?, en memoria de la celebración del Día del Mar que el escritor, Enrique Domínguez, en calidad de presidente de la Academia de Artes y Letras consiguió que se celebrase en Cuenca con gran solemnidad, e igualmente la entrega de premios “Virgen del Mar”, ganadora del premio de ese año Acacia Uceta.

Siempre implicado con Cuenca prácticamente desde su nacimiento.

Recuerdo aquel acto de 1982 en Cañete en honor del premio Nobel de literatura Elías Canetti, judío sefardita con sus raíces en esta reconocida villa donde asistí en representación de la Junta de Comunidades, organizado por Domínguez Millán en calidad de presidente de la Academia con el poeta y sacerdote Carlos de la Rica, el profesor universitario Jaime Vandor, traductor y agente del Nobel Canetti en España y el alcalde de la localidad Isidro Romero.

Mas recientemente, cuando participamos en las Jornadas Cervantinas de Villaescusa de Haro (2016), organizadas por este Ayuntamiento y la Universidad de Castilla-La Mancha.

Continúa el premiado en la actualidad, pleno de lucidez su labor periodística y literaria, con espléndidos artículos en las páginas de La Tribuna de Cuenca y en la radio (Cadena Ser), en una labor especialmente didáctica con provechosas enseñanzas que nos hacen ahondar y profundizar más en conocimientos para aquellos que tenemos deseos de aprender y saber.

Gracias, por todo ello, querido amigo Enrique; mi felicitación y enhorabuena por haber sido distinguido merecidamente con el importante premio Glauka 2019 en su vigesimoctava edición.

Antes de terminar permíteme esta imprudencia mía y te manifieste sobre este premio, aunque no soy adivino, que estás pensando dedicárselo a tu querida esposa Acacia Uceta, que cantó a Cuenca con todo su corazón y sus versos viven y permanecen porque “siempre se nace al sur de las estrellas”. Ambos os conocisteis, como no podía ser mejor lugar, en un recital poético y os casasteis muy jóvenes el 12 de diciembre de 1951 cuando eras director artístico de Radio Pontevedra.

No tendría notable importancia la primera visita del matrimonio Domínguez-Uceta a la ciudad de las Hoces después de navidad, cuando recorriendo sus empinadas calles, Acacia quedó enamorada para siempre de Cuenca, ciudad que sería fuente de inspiración de sus versos en múltiples ocasiones, reflejados en libros, revistas y periódicos.

Llegado el 27 de julio de 1957 Enrique y Acacia inaugurarían su casa de la calle de San Pedro, en el barrio alto con un recital poético y tertulia literaria, con personajes invitados de las artes y letras de Cuenca y de fuera de la capital. Casa con su balcón a la hoz del Huécar, por “el que Cuenca invade los más íntimos adentros”, que aún permanece con la presencia del escritor y descendientes junto al recuerdo siempre en el pensamiento porque como nos dice en sus versos:

 “Si algún día/ viese que me faltaba tu recuerdo/ que no estaba ya en mí, es que ese día/ mi vida se acabó/ que estaré muerto/ y andaré recorriendo la distancia/ que de ti me separa todavía”

Termino porque el tiempo concedido se agotó y el reloj es incapaz  de detener; lo hago una vez más reiterando mi felicitación y afecto a, Enrique Domínguez Millán. Tomo y hago mías las palabras de Federico Muelas que reconoce “Domínguez Millán es uno de los que llevan a Cuenca en el tuétano de los huesos. En cada frase suya, en cada verso, está cantando a Cuenca con voz de siglos”.

ACTO CELEBRADO EN EL CENTRO CULTURAL AGUIRRE DE CUENCA EL DÍA 14 DE NOVIEMBRE DE 2019. INTERVENCIÓN DE ANTONIO RODRÍGUEZ SAIZ.