Antonio Rodríguez Saiz
Con ocasión del tercer centenario de la publicación del Quijote
Hay hechos y detalles en la vida de los pueblos que, por su relevancia o simplemente por lo que tienen de emotivo, aunque no sea de un efecto tangible inmediato, marcan y señalan el gusto de unas gentes que conscientes de su obligación moral coadyuvan a la tarea que se les encomienda incluso más allá de lo demandado por otras instancias.
Viene esta reflexión debido a mi repaso de las distintas formas de celebrar el homenaje y público reconocimiento al libro. Y en ese repaso por la forma de actuar en la ciudad, me he querido detener en cómo se celebró, en Cuenca, el tercer centenario de la publicación del Quijote en Madrid (1605) editado en la imprenta de Juan de la Cuesta, con permiso logrado para imprimirse un año antes (20-9-1604), llegando aquel año a hacerse siete tiradas distintas y conociendo Cervantes hasta su muerte 13 ediciones: seis españoles, tres belgas, tres portuguesas y una italiana.
Esa efemérides de 1905 tuvo en toda España cierta resonancia. En Cuenca se programaron una serie de actos que desde la lejanía del tiempo no tiene por menos que agradarnos, máxime cuando ahora con un mayor nivel cultural y de medios en todos los órdenes podemos, creo asegurar que somos demasiado parcos en estos tipos de manifestaciones.
No podemos afirmar que aquellos actos que voy a recordar, fuesen a iniciativa de nuestras gentes de Cuenca, porque sería faltar a la verdad, pero sí puede decirse que aquella idea, fue ampliamente secundada en las Escuelas, Instituto, Normal, Seminario, Ayuntamiento y Diputación, e incluso se llegó a tomar para ello, el tiempo suficiente para que el resultado fuese mejor.
Ello hizo que el primer día del año 1904 el ayuntamiento de Cuenca aceptase unirse al acto que con carácter nacional se iba a celebrar un año después en la villa y corte y al tiempo designar su representante en la persona del escritor Ceferino Palencia, nacido en esta provincia y "Honrar la memoria del inmortal autor del Quijote, dando el nombre de Cervantes a la calle que ahora se llama de la Ventilla".
LOS ACTOS CELEBRADOS EN MAYO DE 1905
Los actos programados tuvieron efecto en el mes de mayo de 1905 donde el día 8, el Instituto General Técnico bajo la dirección de Jaime Fernández Castañeda, celebró una Velada Literaria en las Escuelas Aguirre, con entrega de premios a los galardonados por los trabajos realizados hasta el 23 de abril, consistentes, según los casos, en objetos de arte, diplomas, título gratuito de bachillerato, cincuenta pesetas en metálico, cantidad donada por el Colegio de los Agustinos de Uclés (que allí estuvieron desde 1902 hasta el inicio de la guerra civil).
Se observa entre los premiados algún nombre como el de Cesáreo Olivares Atienza, posteriormente secretario municipal y al que el Ayuntamiento dedicó una calle, junto al jardín de la calle Solera, por agradecimiento a los servicios que prestó a la ciudad, especialmente en defensa de nuestro patrimonio forestal. Me ha parecido tan curioso el lema premiado de este conquense, entonces estudiante de primero de Bachillerato, que no resisto el reflejarlo por lo llamativo del mismo, observando en cuanto a su extensión que deja corto al mismísimo canónigo Trifón Muñoz y Soliva, tan aficionado a los extensos títulos.
El mencionado trabajo pensado para explicar el motivo por el cual a los jóvenes les agradaba la lectura del Quijote tenía como lema lo siguiente: "Leyendo nuestra historia, el melancólico se mueve a risa, el risueño la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie ni el prudente de/e de alabarla".
Junto a la entrega de premios y lectura de los trabajos hubo una sinfonía por un sexteto, intermedio musical, canto por un tenor etc., repartiéndose gratis algunos libros de la inmortal obra de Miguel de Cervantes y el número extraordinario que al escritor había dedicado "El Profesorado Conquense".
Pero el día más apretado de actos fue el siguiente, día 9 de mayo. Así nos lo cuenta el archivero municipal de entonces Manuel García Olías, en informe presentado a la Corporación sobre el descubrimiento de las placas con el nombre a una calle de Cuenca, a petición del primer teniente de alcalde Cayo José Martínez Checa, que fue comisionado para todos los actos, así como los ediles Gonzalo López Jouve y Balbino Merchante
DE LA PLAZA MAYOR A LA VENTILLA
Se reunieron en la Plaza Mayor todas las escuelas de niñas y niños, con sus estandartes respectivos, en cuya plaza se organizó la comitiva o procesión cívica que presidida por las autoridades civiles y militares y acompañada de las músicas municipal y provincial se encaminaron a la Ventilla con objeto de descubrir las dos lápidas costeadas por dichas escuelas para conmemorar este centenario, una vez allí y a los acordes de la Marcha Real se descubrieron dichas lápidas, cantando después los pequeños alumnos y alumnas un himno a Cervantes y quedando con este glorioso nombre lo que antes era Ventilla.
Acto seguido se dirigieron todos a las Escuelas Aguirre (observen la presencia de este centro y patronato en actos culturales y educativos), para repartir los premios concedidos por el Ayuntamiento, entre los que figuraban dos premios extraordinarios de 25 pesetas para cada una de las Escuelas existentes, con destino a aquellos alumnos carentes de recursos económicos y que además tuviesen demostrada su aplicación y aprovechamiento. Al tiempo la Diputación Provincial lo hacía en la Beneficencia, entidad que estaba bajo su tutela.
Esa noche hubo otro certamen literario y velada en los salones de la Diputación, organizado por la Escuela Normal de Maestras, que dirigía Emilia Gómez, con premios similares, siendo distinguida las alumnas Trinidad Usón García y Emiliana López Llorente.
En este interesante acontecimiento participó también el Seminario de Cuenca, pero sin duda para no coincidir los actos el día 9, se retrasó al 13, iniciándose a las diez de la mañana con una misa réquiem de Sempere, celebrada por el obispo Wenceslao Sangüesa Guía y cabildo; Certamen Literario, figurando entre los premiados Juan José Bautista Martínez, quien pasado el tiempo escribiría en Cuenca, bajo el seudónimo de "El Solitario de Rus", sin duda por ser de San Clemente, autor en 1945 de una Biografía de San Julián y de la letra del Himno a la Coronación de la Virgen de la Luz.
Conserva actualmente la biblioteca del Seminario San Julián un ejemplar del Quijote, editado en 1905, con motivo de la Celebración Nacional de esa fecha.
Después el tiempo pasa y sigue su curso, continuando casi desapercibida en Cuenca la fecha del Día del Libro, coincidiendo con la muerte del genial escritor, Cervantes, que encontró su fuente de inspiración en la vida.
Antonio RODRÍGUEZ SAIZ