AQUEL MERCADO MUNICIPAL CUBIERTO

Antonio Rodríguez Saiz

 

Conjugar y armonizar lo posible con lo deseable es frecuente, se practica constantemente igual a título individual o colectivo.

A veces, anhelos y aspiraciones permanecen anclados más tiempo de lo conforme a razón y cuando son de imperiosa necesidad llegan a convertirse en un problema que puede afectar perjudicialmente a los ciudadanos.

Sin entrar en valoraciones de episodios actuales me quiero referir solamente a un asunto de necesidad demandado por los conquenses cuyo retraso y solución se fue demorando en el tiempo. Me refiero a la construcción del primer mercado municipal cubierto en la ciudad.

Cuando el siglo XIX había llegado a su mitad los regidores municipales de Cuenca comenzaron a tener idea ostensible de la apremiante necesidad  que requería la edificación de un sitio público (mercado) destinado para la venta al por menor de productos para consumo diario que reemplazase a los puestos callejeros y “toldillos” (pequeñas instalaciones cubiertas por un toldo) colocados principalmente primero en la Plaza Mayor, propiedad del Concejo,  que ya se conocían en los inicios del siglo XVIII, después extensivos a Zapaterías y  Carretería.

El interés manifiesto porque la ciudad tuviese un mercado digno y acorde con las exigencias sanitarias y vigilancia, principalmente, se deduce de lo reflejado en la sesión plenaria (5-3-1853) que tuvo lugar en las Salas Consistoriales convocada por el alcalde corregidor con asistencia de concejales y mayores contribuyentes para que “el proyecto obtubiese también la sanción de estos robusteciéndose mas la imperiosa necesidad de realizarla y que el corregidor desea que la Gloria que proporciona se vea realizada”.

Consistía el proyecto en   construir un mercado en un espacio   céntrico de la capital donde se vendiese, principalmente, carne, pescado, frutas y pan, con un empleado fiscal dedicado a investigar, averiguar las acciones y actuaciones de los pequeños comerciantes protegiendo los derechos de los consumidores, dar cumplimiento de las ordenanzas municipales y mantenimiento del orden dentro del mercado.

Aquel año de 1853 se confeccionó un primer proyecto de Plaza del Mercado realizado por el arquitecto municipal, Manuel Mateo hijo, del también arquitecto, Rafael Felipe Mateo proyectista, entre otras obras, del Teatro Principal (1820) en la calle Bronchales (actual Alonso de Ojeda).

El proyecto estaba valorado en 58.453 reales incluidos 5.000 reales para dirección de obra, diligencias y gastos imprevistos   a construir en la Glorieta de la Fuente del Escardillo, con entrada por la calle conocida ahora por Palafox. Lamentablemente, aunque fue aprobada la obra, no llegaría a realizarse y se continuaría vendiéndose en las calles.

Otro proyecto de mercado municipal, frustrado igualmente, fue elaborado posteriormente por el arquitecto, León Salcedo.

En la década de los 80 del siglo XIX se vuelve, de nuevo a considerar y estudiar por el Ayuntamiento un nuevo proyecto en una zona poblada y céntrica, pero con el inconveniente notorio de su no fácil accesibilidad. Para su construcción se tuvo que expropiar fincas situadas en las calles Solera, Caballeros, Plaza y Callejuelas del Salvador. Fue inaugurado en 1901

No se pueden exponer los datos y detalles del primer mercado municipal cubierto porque en el Archivo Municipal no está el proyecto realizado, ya advertida está situación por el profesor Troitiño en su meritoria tesis doctoral (1.980) , premio de Investigación  Histórica de Cuenca, publicada en 1984.

No fue duradero el servicio que prestó y en la primavera del año 1912 el concejal e impresor, José Gómez Madina, su taller estaba en la calle Cordoneros (Andrés de Cabrera), elevó una pregunta al Ayuntamiento que fue aprobada unánimemente para “que informase con urgencia el arquitecto municipal determinando si la antiguas Plaza del Mercado puede utilizarse a los fines de su destino y si puede servir conservando su edificación para usos del Municipio”. Propuesta muy bien acogida también por la prensa local que aplaudía la iniciativa de Gómez Madina porque “se acuerda de que existe una “cosa” que llamamos en algún tiempo Mercado para que se investigue si es útil para algo”, y continuaba, “bien vamos a creer que desaparezca pronto lo que además de servir para nada útil es antiestético y peligroso en alto grado para la higiene pública”.

Una semana después (21-4-1912) la Corporación Municipal reunida conocía el informe técnico redactado por el arquitecto municipal, Elicio González Mateo, que lo fue desde 1905 hasta 1925 que se trasladó a Jaén

Consideraba que por su estado no podía ser rehabilitado y se debía proceder a su demolición comenzando por el desarme de cajones y ser guardados los materiales que pudiesen ser aprovechados para otros destinos como la cubierta metálica, enlosados, puertas onduladas y maderas. Se podrían dejar las barandillas-añadía- y las dos pequeñas casitas que había en su fachada principal.

Un dato importante indicado por el técnico municipal fue la sugerencia que “puede quedar a muy poco coste una plaza de recreo poniendo asientos y arbolado en los paseos que hay entre los cajones y en el declive del terreno que estos ocupan macizos”

Se procedió a la demolición de la Plaza de Mercado, (por administración), desescombro y preparación del terreno para jardín; trabajos vigilados por el teniente de alcalde del distrito 2º de la ciudad, llamado del Centro que era donde estaba ubicado. Un jardín necesitado en la ciudad que al finalizar el primer tercio del siglo XX solamente tenia los jardines de la Diputación Provincial, Plaza de la Infanta Paz (Hispanidad), Plaza de Cánovas (Constitución) y Parque de Canalejas (San Julián).

Este jardín construido entonces con una superficie de 1253‘20 m² es conocido por Jardín del Salvador y pese a lo agradable de su entorno y haber sido reacondicionado en 1988 y más recientemente con acierto es escasamente concurrido, como sería deseable.

Paralelamente a todo lo expuesto anteriormente el Ayuntamiento había tomado el acuerdo de confeccionar un presupuesto extraordinario para construir un nuevo mercado en terrenos de huertas entre las calles Fray Luis de León (del Agua) y 15 de julio (de las Torres) por ser un sitio de fácil acceso, sin desniveles. Es en el pleno del 27 de 0ctubre de 1912 cuando el alcalde, Ladislao Langreo Contreras da cuenta de la memoria, planos, pliegos de condiciones facultativas y presupuesto para ejecución del nuevo mercado municipal por un importe valorado en 131.778’24 pesetas determinando su exposición al público durante treinta días y procediéndose a la tramitación legal existente.

Habría que esperar al año 1.925 para que se subastaran las obras por una cantidad más elevada, 360.000 pesetas, aumentada después en 55.068 pesetas para su consolidación.

Este edificio es anterior al que ahora contemplamos en lamentable estado de conservación, con el interés de los ciudadanos por ver hecha realidad una solución definitiva.

Me pregunto qué desdicha o fortuna adversa ha perseguido al mercado municipal de la ciudad de Cuenca durante casi dos siglos donde retrasos, demoras ruinas, negligencias…, han sido una constante

 

Marzo 2023