Antonio Rodríguez Saiz
EL BANCO DE CUENCA
Antonio Rodríguez Saiz
“La Sociedad tiene por objeto proporcionar a sus asociados mayores facilidades en toda clase de negocios económicos, bancarios y facilitar el desarrollo de la industria, del comercio y de riqueza agropecuaria “.
Así estaba redactado el artículo 2º de la Sociedad Anónima Mercantil con el nombre de Banco de Cuenca.
Siete fueron los propietarios conquenses, con alto poder adquisitivo, que el 23 de marzo del año 1.920 comparecieron ante el abogado y notario coruñés Pedro Castiñeiras Teijeiro con residencia en la ciudad de Cuenca para la firma de creación de esta sociedad de crédito.
Por el orden que figuran en la escritura de constitución eran los siguientes:
Emilio Moya Sánchez, propietario, corredor de comercio, fue diputado provincial y quien puede ser considerado el impulsor y principal promotor para la creación del Banco de Cuenca.
El personaje más importante fue Pedro José Cobo Jiménez (n. 1.854) gran propietario, mayor contribuyente de la capital donde fue concejal y actuó en varias ocasiones en funciones de alcalde, diputado provincial, gobernador civil interino, diputado, senador, representante de la Compañía Arrendataria de Tabacos de Cuenca y otros cargos más.
Una semana antes de constituirse el Banco de Cuenca, el Ayuntamiento de la capital le dedicó una calle con el nombre de José Cobo que hasta esta fecha era conocida por calle Herreros. Durante la República se llamó calle Capitán García Hernández hasta que el año 1.943 fue de nuevo dedicada a este importante personaje en su época. Su nombre, desde entonces, está en el callejero conquense.
José Jouve Aparicio, también propietario fue concejal del Ayuntamiento de Cuenca.
Federico Olmedilla García (n. Pinarejo) terrateniente, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos era muy apreciado en su pueblo de nacimiento por su generosidad y ayudas que proporcionó a sus paisanos. Fue nombrado hijo predilecto y falleció siendo ingeniero jefe en Albacete el año 1.934.
Salvador Bautista Blanco, propietario, vecino de Olmedilla de Alarcón, fue vicepresidente de la Diputación Provincial.
Juan del Olmo Vela, abogado, diputado, vicepresidente y presidente de la Diputación Provincial, cargos que ostentó en tiempos de la Monarquía, Directorio Militar y República.
Formerio Montoya Viana, propietario, vecino de Huete. En el año 1.927 se anunciaba en prensa como agente oficial de Ford, más antiguo de la provincia y quizás de España.
Ante el notario Castiñeiras fueron testigos instrumentales Trifón Martínez y Victoriano López González que presenciaron el acto de la lectura, consentimiento, firma y autorización de la escritura pública.
En algún sector de la prensa conquense se leía que no se haría política, algo difícil de cumplir –me parece- con la trayectoria de algunos miembros fundadores.
Estaba previsto que el Banco de Cuenca comenzase a funcionar el 24 de mayo de 1.920, fecha que no se pudo cumplir.
El capital social inicial del Banco de Cuenca era de dos millones de pesetas formado con los pagos efectuados por los socios, emitiéndose acciones de 500 pesetas.
Se fijaba una duración de 50 años prorrogable y su campo de actuación podía extenderse a cualquier lugar de España y extranjero.
El domicilio social provisional fue en la calle Mariano Catalina 31 (Carretería) propiedad de Emilio Moya que tenía su residencia habitual en el 4º piso. Después estuvo en la calle Quince de Julio números 12 y 14 (actual de las Torres). Este edificio posteriormente se utilizó para Dispensario Antituberculoso Infantil y en la actualidad está dedicado a oficinas de la Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha.
El Consejo de Administración del Banco de Cuenca con una duración de 5 años prorrogables estaba formado por:
Presidente (después también director general): José Cobo Jiménez.
Vicepresidente: Salvador Bautista Cano.
Secretario: Juan del Olmo Vela.
Vocales: José Jouve Aparicio, Formerio Montoya Viana y Federico Olmedilla García.
Director gerente: Emilio Moya Sánchez.
Entre las obligaciones estaba que todos los meses se publicara el balance y el de los libros el último día de cada año, con memoria de las operaciones realizadas en ese periodo de tiempo ,que sería puesto a disposición de la Junta General.
En el artículo 37º se especificaba la forma de distribuir los beneficios, despúes del descuento de gastos que eran así:
10% máximo para obras de beneficencia.
10% para fondos de reserva.
10% para el Consejo de Administración.
70% destinado a dividendo activo de todas las suscripciones en circulación por partes iguales, como retribución a su capital.
Se anunciaba en la prensa el Banco de Cuenca donde especificaba el capital social, nombres de cargos en el Consejo de Administración, operaciones que realizaba y el abono de intereses por cuentas.
No había transcurrido un mes cuando el Banco Zaragozano inauguraba en la calle Mariano Catalina (Carretería) su oficina provisional. Su sede social estaba en la capital aragonesa y sucursales solamente en Ateca, Sádaba y Santo Domingo de la Calzada. Sería el 31 de mayo de 1.922 cuando inaugurase en Cuenca su sede definitiva en la misma calle, un notable edificio de su propiedad.
Puede considerarse la década de los años 20 del pasado siglo de advenimiento a Cuenca de importantes establecimientos bancarios pues al recién creado Banco de Cuenca y apertura de la sucursal del Banco Zaragozano se añadieron el Banco Hispano Americano, inaugurado 15 de febrero de 1.927 en la calle Cervantes 2, después estuvo en este edificio una fábrica de harinas y telefónica, siendo la última ubicación del banco la planta baja del Hotel Iberia.
El Banco Español de Crédito inauguró la sucursal de Cuenca el día 10 de enero de 1.927 en la calle Mariano Catalina 37. Era un gran banco de un capital social de 50 millones y alrededor de 160 sucursales en España y Marruecos. La plantilla de la sucursal, al principio, era de 19 empleados, dos eran mujeres que hacían el trabajo de mecanógrafas, algo infrecuente entonces.
Es oportuno mencionar que el Banco de España que había iniciado sus operaciones en la capital en mayo de 1.887, después de dos sedes anteriores, abrió sus definitivas oficinas el 13 de octubre de 1.925, aunque inaugurado el día anterior, en Cl. del Parque de San Julián 19, en un espléndido edificio de su propiedad, hasta su cierre a final del año 2002.
Tiempo después se habilitó para delegación de Economía y Hacienda y Gerencia de Catastro, que continua.
El Banco de Cuenca era, en principio, un bien para posibilitar la mejora del comercio e industria, proporcionar apoyo y asistencia a los agricultores evitando en lo posible la usura y muy importante sirviendo de apoyo, protección e impulso al pequeño ahorrador de la necesitada provincia que contaba entonces con 284.628 habitantes, incluidos los de la capital que eran 12.816. La capital tenía pendientes obras necesarias que se iban retrasando: construcción de la Plaza del Mercado, canalización del río Huécar, alcantarillado general, terminación del Parque de Canalejas (Parque de San Julián desde 1.943), asfaltado de Carretería y algunas más de importancia notoria.
No tuvo que transcurrir mucho tiempo para que comenzasen los problemas como señalaba en carta publicada en El Liberal (27-10-1.920), Federico Viejobueno Bailet, propietario de una acreditada imprenta y encuadernación, donde se editaban varios periódicos locales. Quería dejar constancia que nada tenía que ver con la campaña “ que se hace contra la Entidad Banco de Cuenca , por el semanario La Clase Media ,soy ajeno en absoluto “. Este semanario tuvo una duración fugaz y breve.
Por añadidura el 9 de diciembre del mismo año comparece ante notario el presidente José Cobo en representación del Banco de Cuenca para conceder poder general y especial a favor del procurador Luis Pinos Fuero para actuar por la campaña que en prensa hicieron dos ex empleados para desacreditar la entidad.
Uno de los mayores problemas financieros y de imagen que tuvo el Banco de Cuenca fue la deuda contraída por Emilio Moya Sánchez, gran impulsor para la creación de la entidad, como se ha indicado al principio, al no abonar el importe de una letra que cuando le fue presentada al cobro no hizo efectivo el importe ni tampoco dentro del plazo. El juez de Primera Instancia firmó un mandamiento ( 24-2-1931) para que el alguacil, en presencia del secretario fuese al domicilio del deudor para requerir el pago de 719.500 pesetas, más 48 pesetas del protesto y 50.000 pts de intereses legales y en caso que no fuese abonadas las cantidades (como así fue) se procediese al embargo y depósito de sus bienes en cantidad suficiente para cubrir la deuda designando un depositario administrador de los bienes embargado.
Todo este importante asunto para el buen desarrollo de la entidad permaneció vigente varios años, después paralizado por la guerra civil y reanudado después.
En el Boletín Oficial de la Provincia de Cuenca (23-3-1.930) se anunciaba el acuerdo del Consejo de Administración del Banco convocando Junta General extraordinaria el próximo día 3 de julio, a las cinco de la tarde en el domicilio social “con objeto de tratar la disolución de la Sociedad “. El anuncio estaba fechado el 18 de junio de 1930 y firmado por el secretario del Consejo, Pedro M. Moya
En definitiva, un triste final de aquello que pudo ser bueno para la capital y provincia de Cuenca y no fue.
Fuentes consultadas:
- Archivo Histórico Provincial de Cuenca: leg. P-3-668 nº orden 44; J- 1143/3; J- 1.144-4 j-1153 /24.
- Periódicos locales de la época publicados en Cuenca
Febrero 2025