EL CARILLÓN DE LA TORRE DE MANGANA

Antonio Rodríguez Saiz

 

En un artículo titulado, “La Torre de Mangana en la actualidad” hacía una descripción de la última restauración y reforma de la famosa torre que llama la atención al visitante cuando se aproxima a la capital conquense, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Obra proyectada por el arquitecto, Victor Caballero Ungría y contratada directamente por importe de 1.373.796 pesetas a cargo de la Dirección General de Arquitectura y Técnica de la Construcción cuyo responsable era, Emilio Larrodera López,arquitecto y urbanista de profesión. Sería recepcionada la obra el año 1972.

Junto a las obras se decidió, “dotar a dicha torre de un nuevo sistema de relojería- carrillón (es aceptada también esta grafía, aunque es más usual carillón), habiendo decidido posteriormente el funcionamiento de un carillón electrónico y la actual campana grande”. Información que proporcionaba el alcalde, Andrés Moya López a los concejales el día que se conmemora la festividad de San Antón del año 1.972.

Se pretendía, con ello, una alternativa a la campana tradicional con reproducción de sonidos reales por sistema electrónico que previamente habrían sido grabados ejecutando con calidad señales horarias, toques religiosos, melodías …

De su realización se había designado por la Dirección General a la empresa Organería Española S.A, ubicada su fábrica en Azpeitía (Guipuzcoa) localidad de gran tradición organera y con sede en la calle Moret ,  número 6 de Madrid, con importantes realizaciones  en España y fuera del territorio nacional.

Había sido fundada esta sociedad el año 1940 por el ingeniero industrial y organista, Ramón González Amezúa de gran prestigio en la construcción de órganos quien posteriormente sería director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1991- 2008).

En el presupuesto redactado y aprobado, se detallaba el conjunto de mecanismos y el objeto de la instalación. Estaba dividido en dos apartados con la indicación de las cantidades que correspondería abonar a la Dirección General (103.700 pts.) y al Ayuntamiento de Cuenca (216.000 pts.).

A esta cantidad por parte del Ayuntamiento, administrador de los intereses del municipio, tendría que añadir 8.300 pesetas por gastos de ulterior modificación e igualmente los derivados de obras de albañilería, montaje, puesta en funcionamiento e inauguración del reloj- carillón.

Toda la explicación y actuación del alcalde ante, la Dirección General de Arquitectura y Técnica de la Construcción fue aprobada unánimemente por los concejales presentes en aquella sesión

Una vez realizados los trabajos e instalación en la Torre de Mangana del carillón electrónico por Organería Española S.A, según refería – y repito- en el artículo indicado al principio, se eligieron los compases de la “Serranilla “, una melodía de principios del siglo XVIII   muy típica en la Serranía de Cuenca con alguna influencia de la Mancha Alta de no difícil ajuste por su ritmo y cadencia, a juicio de los expertos.

El sacerdote musicógrafo y organista de la catedral, Miguel Martínez Millán persona autorizada por su saber musical afirmaría “lo acertado de la decisión porque tiene un ritmo y aire verdaderamente de nuestra tierra”.

La “Serranilla“ se escucharía completa cuando el reloj de Mangana señalase las horas y fragmentos  suyos cuando marcase los cuartos y medías horas. Esta forma de indicar las señales horarias cesaría durante las noches por respeto al descanso de los vecinos y las horas se marcarían por el sistema tradicional. 

Como novedad se podría cambiar y escuchar otras composiciones musicales por medio de un teclado manual.

Se pensaba, principalmente, en poder escuchar los célebres “mayos”, en el mes que eran propias estas canciones y el “Miserere“ de Cuenca en Semana Santa, de autor anónimo y que durante años se aceptó su autoría al organista conquense de la catedral, Santiago Pradas (1.777- 1821) que fue infante de coro en el Colegio San José,   después  profesor y compositor de obras religiosas.

Un dato a señalar con respecto al prestigioso, ya entonces académico de Bellas Artes, González Amezúa es la coincidencia de fechas entre la instalación del carillón en la Torre de Mangana y su participación en la 11. Edición (1972) de la Semana de Música Religiosa de Cuenca, de prestigio internacional, el Domingo de Ramos (26 de marzo) con la explicación de las características del órgano que ese día se inauguraba en la antigua iglesia de San Miguel donde se celebraban los conciertos y, muy importante, la participación en el concierto del Martes Santo como organista en la primera audición mundial de “Vitral“, obra del compositor y escritor musical, Tomás Marco.

En la Torre de Mangana, transformada en varias ocasiones, ha estado el reloj de la ciudad desde el año 1532. Su primer emplazamiento fue en la catedral, desplazándose de aquí por ser más visible en la torre y porque su sonido fuese mejor escuchado por la población, después de haberse considerado y examinado otros lugares, finalmente excluidos:   Santa  María  La Nueva o de Gracia, antes sinagoga y convertida en iglesia parroquial en 1403, Torre de la Queda situada al inicio de la subida a la Plaza del Carmen, frente a la Casa – Palacio de la familia Clemente de Aróstegui, construida después  e  iglesia de San Andrés, iniciada su edificación en el siglo XVI,  pero demoradas sus obras varios años.

También indica el profesor Ibáñez que se pensó  en una torre, para instalar el reloj, a la izquierda de Mangana pero fue a principios del año 1.530 cuando el Concejo tomó la decisión de ponerlo en una torre contigua a la casa de Hernando de Montoya y dos años más tarde ya estaba instalado . Desde el año 1.535 se conoce, está documentado, con el nombre de Torre de Mangana.

No fue, como se decía con reiteración durante años, torre para descubrir y dar aviso de la presencia de enemigos.

La ciudad de Cuenca, con unos cuatro mil vecinos, tenía en ese tiempo una saneada economía con buen comercio que permitió realizar obras necesarias, la principal de todas ellas, muy beneficiosa para los habitantes de Cuenca, fue la traída del agua desde el paraje de la Cueva del Fraile hasta la ciudad. Trabajos que comenzaron en 1531 y finalizaron en 1533. Fue muy importante el interés demostrado, a pesar de las dificultades, de Pedro Ordoñez de Villaquirán, corregidor y justicia mayor de la ciudad de Cuenca y su tierra.

   Mayo 2023