Antonio Rodríguez Saiz
LA ELEVACIÓN DE UN PISO EN EL PALACIO PROVINCIAL
Antonio Rodríguez Saiz
En el centro de la “Muy Noble y Leal “ciudad de Cuenca se distingue y sobresale el más importante edificio de arquitectura civil que se puede contemplar, construido a finales del siglo XIX, según proyecto (segundo) del arquitecto granadino, Rafael Alfaro Sánchez-Gadeo con una superficie de 1.152 m/2 y coste de 227.337 pesetas.
El edificio del Palacio Provincial, sede de la Diputación de Cuenca, fue construido en parte del que fue extenso jardín de La Glorieta abierto al público para disfrute, esparcimiento y recreo de los ciudadanos conquenses.
Es un edificio de arquitectura ecléctica que ha tenido arreglos y modificaciones durante el tiempo transcurrido desde su construcción hasta nuestros días, especialmente en su interior.
El propósito de escribir estas líneas es referirme a una parte importante del Palacio Provincial que se observa desde el exterior y que al compararlo con fotografías de hace más de cuatro décadas, cuando tenía dos alturas da una imagen de mayor elegancia y belleza, además de su funcionalidad interior.
Volvamos hacia atrás en el tiempo, cuando el presidente de la Comisión Gestora ( Diputación), Manuel Risueño García solicita el sesión plenaria el día 7 de enero del año 1936 que se proceda a tratar con carácter de urgencia, aunque no figurase en el orden del día, sobre la construcción de un piso más de los dos existentes en el Palacio Provincial para la ubicación ahí del Gobierno Civil y la Delegación Provincial de Trabajo y así también se estaría “ contribuyendo con dicha obra a conjurar la crisis de trabajo que se padece en la capital “. Obras valoradas, en principio, aproximadamente en 235.000 pesetas y que posteriormente se solicitaría al arquitecto provincial la redacción de un proyecto.
Se daba la circunstancia que el Gobierno Civil y la Diputación compartían el edificio del convento de Carmelitas Descalzos (actual Colegio del Carmen) cuando fue saqueado e incendiado por las tropas carlistas en aquellos infaustos días de julio de 1874.
El día 20 de enero de 1936 el presidente, Risueño García dio cuenta del proyecto redactado por el técnico provincial por un importe de 237.016 pesetas, aprobado unánimemente por los gestores asistentes al pleno.
A pesar de la urgencia mostrada por el presidente (cesaría en marzo de ese año) no se iniciaría ni realizaría la obra que tan importante y conveniente era, según se decía. Tampoco por su sucesor el profesor Juan Giménez Cano (Aguilar), probablemente por la fecha del acuerdo, año del inicio de la guerra civil.
Habría que esperar cuarenta y tres años para que se retomara con fuerza, esta vez con éxito, el asunto sobre la elevación de un piso en la sede de la Diputación Provincial y no precisamente, como en tiempo pasado, para solucionar el problema de las sedes del Gobierno Civil y Delegación Provincial del Trabajo sino por el mal estado que se encontraba la cubierta del edificio verificada por el arquitecto provincial , Arturo Ballesteros Ochoa a consecuencia de la tormenta que hubo en la tarde del último día de mayo del año 1979 que ocasionó desperfectos en la parte superior del Palacio Provincial ,limas, tejas rotas y especialmente la rotura de cristales de la claraboya existente en el salón de sesiones (donde había una gran grieta) sustituida rápidamente por cristales blindados.
El arquitecto, Ballesteros Ochoa informaba de forma pormenorizada “haciendo aconsejable una completa renovación, toda vez que dado su estado las simples reparaciones no solucionarían el problema, calculándose que teniendo en cuenta las grandes dimensiones del edificio, el costo de las obras ascendería aproximadamente a 25.000.000 de pesetas. Informe que fue aprobado por el pleno de la Diputación Provincial presidido, por Ángel Álvaro Pérez.
Se tomó interés la Corporación Provincial en solucionar este problema y así después de los trámites técnicos y administrativos en plenas fiestas patronales de San Julián del año 1980 se adjudicaron las obras al contratista de la capital, Rafael Bodoque González al ser el mejor postor en la subasta pública por la cantidad de 23.487.500 pesetas que suponía una bajada de 1.512.500 pesetas (6’05 %). Obras que después tuvieron que prorrogarse seis meses para poder resolver el concurso de las obras de climatización del Palacio Provincial. También hubo que hacer una ampliación de fondos para cambiar las 36 bajantes de hierro inservibles, terminándose el total de la importante obra el 9 de junio de 1982, encontrándose los trabajos bien ajustados al proyecto presupuestado y con un coste definitivo de 27.826.910 pesetas.
Hay un detalle en relación con la cubrición del piso levantado, cuya mansarda da un aspecto llamativo y noble al Palacio Provincial y es el siguiente:
Cuando la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de Cuenca adoptó el acuerdo preceptivo (28-11-1981) de conceder la licencia solicitada para las obras de reforma, reparación y saneamiento de cubierta del Palacio Provincial que nos estamos refiriendo, indicó dos objeciones razonadas que la comisión consideraba de importancia e interés.
Una de ellas, en relación con la cubierta que en vez de cinc como indicaba el proyecto, que con el tiempo, su “color blanquecino iría en aumento dando a este hermoso edificio un feo aspecto “, se aconsejaba cubrir la cubierta con chapa de cobre “por entender le daría un aspecto más noble y de mayor belleza que aumentaría con la pátina del tiempo”
La otra objeción comunicada por el Ayuntamiento era para que el recercado de los huecos a instalar en la buhardilla fuesen de piedra natural.
Al recibir en la Diputación Provincial el escrito del Ayuntamiento el arquitecto, Ballesteros Ochoa hizo un informe rechazando la mansarda de cobre por entender que con chapa de este metal su oxidación se produciría con mayor rapidez y adquiriría un color verde intenso que no sería el más adecuado para el edificio. El mejor sería, en su opinión, la plancha de plomo por duración y estética pero que se había optado por el de cinc “por ser más económico y de resultado cromático similar “.
Por lo anteriormente expuesto la Diputación Provincial rechazó lo indicado por el Ayuntamiento y ejecutar la obra según proyecto del arquitecto provincial con la cubierta o mansarda de cinc con sus característicos dos faldones, el inferior más inclinado que el superior. Así puede verse en la actualidad con el añadido de un piso más que ofrece una buena visión externa y un espacio interior que era necesario y conveniente para el funcionamiento de la institución.
Julio 2023