LA "MOZA DEL CÁNTARO" EN LA PLAZA DE SAN NICOLÁS

Antonio Rodríguez Saiz


“…cerca de la Plaza Mayor se abre a la derecha un arco llamado de San Nicolás, que conduce a la plaza de este nombre, plácido rincón que en buena parte conserva el sabor antiguo, adornado en su centro con una fuente y escultura de Martínez Bueno”

 

 

Así se refería a este lugar, D. Julio Larrañaga en su renovada y puesta al día “Guía de Cuenca” (1966) después de 37 años de su primera edición, digna de interés y feliz recuerdo.

Más bien, por sus dimensiones, puede considerarse plazuela.Su nombre está documentado desde el siglo XIV y fue una de las más sencilla y bellas que tuvo la capital donde, a través de los siglos, vivieron importantes familias: Caja de Leruela, Suarez de Figueroa, Guzmán, Villoria, Ortega…

Se llega a la Plaza de San Nicolás desde la histórica calle de San Pedro por un pasadizo conservado bajo la antigua Casa de Santaella, que fuera en su tiempo Casa Cuartel de la Guardia Civil y donde en el siglo XVI habitó Esteban Jamete famoso “entallador e cantero” que tan valiosas obras realizó en la capital y provincia, especialmente en la catedral.

Tiene una pequeña iglesia de una sola nave con su principal fachada a la plaza dando el nombre a ésta, en tiempos fue una de las trece parroquias que hubo en Cuenca; edificio religioso que se observa perfectamente (“S nicola”) en la famosa “Vista de Cuenca desde el Oeste”, realizada en 1565 por el artista flamenco Anton Van den Wyngaerde.

 

  

Especial mención merece la antigua Casa-Palacio de la familia Cerdán de Landa (hoy Museo Casa Zavala) donde puede apreciarse su fachada lateral que da a la plaza un escudo nobiliario ,de sus primeros propietarios, en excelente estado de conservación. Estuvo este notable edificio unido, por medio de un pasadizo, a la iglesia que lleva el nombre del santo milagrero y al próximo convento de las Angélicas (fundado en 1561), en la actualidad, Escuela de Artes y Oficios “Cruz Novillo”.

Por ser la Casa-Palacio residencia de Francisco Cerdán y Portillo, regidor, por herencia, de Cuenca, llegaron a la plaza la muchedumbre descontrolada para que él encabezase la revuelta popular en el conocido “Motín del TioCorujo” el año 1.766, invitación que no aceptó.

En la Plaza de San Nicolás, espacio de gran actividad y vitalidad en la Edad Media, perdido hoy gran parte del encanto, atractivo y vitalidad que tuvo durante siglos se encuentra la fuente de la “Moza del Cántaro”, obra del escultor, Leonardo Martínez Bueno, nacido (1.915) en la pequeña localidad conquense de Pajaroncillo, en la Serranía Baja, figura ilustre de la escultura contemporánea, como nos recordaría el poeta Federico Muelas y uno de los escultores reconocidos de la provincia del siglo XX. Fueron sus nombres: Luis Marco Pérez (n. Fuentelespino de Moya), Fausto Culebras (n. Gascueña), José Navarro Gabaldón (n. Motilla del Palancar) y el propio Leonardo.

El boceto de la “Moza del Cántaro” en escayola patinada (0,86x0,42x0,57) que en la actualidad se encuentra en la Diputación Provincial de Ciudad Real, obtuvo el premio “Molino de Plata” en la XVI Exposición Manchega de Artes Plásticas de Valdepeñas (1955).

Estos datos y otros que aquí aparecen nos proporciona, Leticia Azcua Brea conservadora, entonces, en la dirección de Museos Estatales (después académica) en el catálogo de la exposición en honor del escultor de Pajaroncillo de 1986 que tuvo lugar en Cuenca.

Fue con motivo de ese premio cuando el escultor Martínez Bueno recibe la invitación por parte del Ayuntamiento de Cuenca, para realizar la escultura de la “Moza del Cántaro”, coincidiendo con la creación de la Delegación Especial “Cuenca Antigua” por el alcalde, Jesús Moya que nombra su titular y responsable a Florencio Cañas Estival, con excelentes resultados para la capital.

Leonardo puso gran interés en la realización de la “Moza del Cántaro” consecuente con su idea y pensamiento que expresa y se percibe claramente en ésta y en el conjunto de su obra “construyo y busco volúmenes. En mi obra no se encuentra la arista”.

El acuerdo para la realización de la fuente donde se sujetaba la escultura fue tomado por la Corporación Municipal en 1955 “se acepta propuesta de la casa F.Martínez y Hermano (se refiere a los acreditados marmolistas Fortunato y Juan José) para la construcción de una fuente de piedra de granito y labra fina por 8.935 pts”.

Quienes ya vivíamos en aquellos tiempos tuvimos la suerte de ver arreglado éste entonces acogedor rincón conquense: se pavimentó la plaza desde la entrada por la calla de San Pedro por el Arco de San Nicolás, se mejoró el acceso o salida de la Plaza a la calla Pilares (Bajada Virgen de las Angustias), se colocó una reja de hierro forjado procedente de Carboneras de Guadazaón. A propósito de este pueblo me permito un excurso para decir que por entonces los regidores de la ciudad aprobaron la solicitud del traslado de la bella portada (gótico isabelino) del antiguo convento de Santa Cruz de Carboneras, fundado por los marqueses de Moya para ser colocada en la fachada de la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz de la ciudad y propiedad municipal, traslado que no se produjo.

El escritor conquense, Enrique Domínguez Millán, recogía en estos versos la esencia de la Plaza:

  “El rudo pavimento de guijarros

   guarda celoso el peso de los tiempos

   desde el breve y angosto pasadizo

   al amplio mirador sobre el paisaje.

   “Todo es quietud. Sólo la fuente entona

   tímidamente su canción de siempre

   Bajo el alto fulgor de las estrellas

   la eternidad anida y se adormece”

Una pena la interesante escultura “Moza del Cántaro” a través de los años ha sido víctima de continuados actos de vandalismo y destrucción según he podido ir observando con el discurrir del tiempo. El más demoledor y dañoso fue el año 1973, con el añadido de filtraciones de agua.

Según datos que aporta, Leticia Azcue Brea, especialista y conservadora en la Dirección de Museos Estatales en el catálogo de la exposición en honor de Leonardo Martínez Bueno, con ocasión de la donación, por su viuda, de varias obras al Museo de Cuenca (1986) ante los desperfectos sufridos por la escultura “Moza del Cántaro”, se llevó a Madrid al taller del escultor para hacer otra nueva con las mismas características. Dicho taller estaba en el chalet “El Bosque”, situado en la zona de la calle Arturo Soria de la capital de España. También tenía en este chalet su vivienda que compartía con su esposa Amparo Saint-Aubin Canalejas, a quien conoció en Cuenca en 1941, durante el primer viaje que ella hizo a la ciudad para visitar a su hermana Mª Rosa, destinada ese año como auxiliar de administración civil en la Jefatura de Obras Públicas de Cuenca.

La fuente que ahora se ve en la Plaza de San Nicolás es obra en piedra tomada de puntos de la primitiva original para que otra vez fuese colocada en el lugar previsto desde un principio; también esta nueva escultura ha sido igualmente maltratada, a veces, por el incivismo contumaz de algunos ciudadanos.

Solamente, y para concluir, recordar que en la actualidad la fuente de la “Moza del Cántaro” no entona como decía Domínguez Millán su canción de siempre. No derrama, ni se ve fluir el agua como en otros tiempos, procedente del manantial de la Cueva del Fraile. Espera con calma, eso sí, que alguien corrija esta desidia que permanece, mientras las hojas del calendario caen pausadamente sin perder la esperanza.

 

Artículos relaciones que pueden leerse en www.cuencaenelrecuerdo.es

  • La donación de la Casa Zavala a la ciudad de Cuenca

http://cuencaenelrecuerdo.es/casa_zavala.php

  • La imagen de San José Obrero en la iglesia del Poblado Obispo Laplana

http://cuencaenelrecuerdo.es/SanJoseObrero.php

  • Enrique Domínguez Millán, premio Glauka 2019

http://cuencaenelrecuerdo.es/glauka2019.php

 

CUENCA, SEPTIEMBRE 2020