EL MONUMENTO A LUCAS AGUIRRE EN EL PARQUE SAN JULIAN DE CUENCA

 

Hubo en Cuenca hace ya casi un siglo – según escritos y la memoria ciudadana- un emprendedor hombre de negocios, Manuel Caballer Urios, que tuvo la idea de construir en el centro de la capital, un parque para disfrute de sus vecinos. Plan no exento de dificultades y críticas que tuvo que franquear. Afortunadamente su iniciativa tuvo continuadores en otros regidores hasta su estado actual, aunque ahora no pasa por su mejor momento.

El parque de San Julián lleva el nombre del segundo obispo de la Diócesis y patrón de Cuenca, por acuerdo municipal de uno de marzo de 1943 que en sesión municipal ordinaria se propuso por el alcalde Jesús Merchante, junto con el cambio de nombres de otras calles. Hasta esa fecha era conocido por parque de Canalejas, en honor al político y escritor asesinado (1912) por el anarquista Pardiñas.

Ha sido siempre parte de la vida de los conquenses, especialmente de los mayores. En él, varias generaciones hemos pasado la niñez, juventud e incluso la vejez. Hoy ya no es lo mismo, la ciudad posee otras zonas verdes de recreo e incluso está necesitado de un urgente arreglo y cuidado permanente.

Según reflejó Basiliso Martínez Pérez- a quien conocí exiliado en Barcelona- en su interesante libro Postales conquenses, se pensó en los años veinte del pasado siglo instalar en el parque, junto con la escultura del hombre de la Sierra de Marco Pérez, otras en las esquinas con las figuras señeras de Lucas Aguirre y Juárez, del obispo Antonio Palafox y Croy, de noble linaje y gran benefactor de esta tierra e igual que otra figura relevante Gregoria de la Cuba y Clemente. Tres personajes unidos por su interés por el fomento de la educación de Cuenca, especialmente a los más necesitados.

Las estatuas no se llegaron a situar en esos lugares pero, las de Aguirre y Cuba y Clemente tienen su reconocido espacio. No así la del obispo Palafox que no se puede contemplar ni en ese lugar soñado ni en ningún otro de la capital. ¡Quizás alguna vez se pueda ver y se haga justicia con este y otros personajes que hicieron historia por su altruismo y entrega con sus actos y bienes!

Pero, ante tanto desinterés e indiferencia por lo nuestro “¡Qué atrevida es la ignorancia!”.

Así concluía la nota que El Día de Cuenca de 28 de junio de 2004, bajo la fotografía de un lector (L.C) denunciaba la pintada que aparecía en la base del monumento a Lucas Aguirre en el parque: “Ni su padre lo conoce”.

Hecho desgarrador más aún, para quienes conocemos la figura del filántropo conquense y hemos releído múltiples veces, su pensamiento y testamento, reflejo de un hombre  noble y bueno, que tuvo claro la importancia de la cultura que existe si hay libertad porque esta hace que el lenguaje discurra en los dos sentidos.

En aquel año el periodista y escritor conquense José Luis Muñoz, con su atinado juicio, decía, en el mismo diario a propósito de la pintada que “Lo insólito, lo infrecuente es proclamar a los cuatro vientos el desconocimiento y lo que raya en la estupidez es, además, hacer alarde de ello”.

“Quien así actúa es doblemente borrico, primero por ignorante de algo bastante elemental y luego por alardear de ello de modo tan estentóreo como incívico”.

Hoy, en marzo de 2016, transcurridos doce años, continúan los actos vandálicos: la cara del prócer y pedestal del monumento aparecen embadurnados de una pintura verde que sonroja, chirria y repugna a la mayoría de los ciudadanos que ven este triste espectáculo.

Nada sirve de lenitivo y consuelo –sino todo lo contrario- que esta práctica indecente se haya adueñado de calles, fachadas, monumentos…, que proclaman a los cuatro vientos que el pensamiento de Lucas Aguirre, después de ciento cuarenta y cinco años sigue siendo actual.

No es ni pretensión en este lugar, trazar una biografía del eximio ciudadano, más bien quiero dedicarme a relatar el proceso sobre la elección del monumento a este insigne conquense nacido la calle Correduría numero 45 (hoy calle Alfonso VIII), que vivió en una época convulsa, reaccionaria y contradictoria (1800-1873) de la historia de España, donde a hechos deleznables se sucedieron otros heroicos, y, que dejo toda su fortuna para los pobres. Fortuna hecha con esfuerzo de sus padres y suya.

Su padre Andrés, natural de Siones, en el valle del Mena, vendedor ambulante, se estableció en Cuenca,  aquí se casó y con gran dedicación al trabajo de la familia prosperó: ferretería, servicio de diligencias Madrid-Cuenca, adquisición de tierras de cultivo de secano y huerta fueron sus fuentes de ingreso. Su capital creció y llegó a ser muy importante, al tiempo que la familia en alguna ocasión fue represaliada por sus ideas liberales que nunca abandonaron.

Antes quiero referirme a su testamento, fechado el 15 de junio de 1871 y codicilo de 27 de enero de 1873, que ha sido conculcado en múltiples ocasiones, la prensa está llena de datos sobre omisiones, irregularidades, negligencias, abusos de confianza…, aún así permanece como diría el profesor Rodolfo Llopis que “A la escuela entregó su fortuna…Por la libertad sufrió y ofrendo su vida…”, y siempre fue consciente que la falta de escuelas, educación y cultura lleva a la ignorancia, motivo de nuestros males.

Todo para los pobres pero invertidos en instrucción, escuela y libertad. A él se deben las escuelas de Siones, Madrid y Cuenca.

Estos son algunos puntos que detalla en el testamento que merecen una reflexión solo referido a Cuenca:

  • Creación de las escuelas (coste del edificio 220.000 pesetas).
  • Los pobres serán sus herederos, y su fin principal es el socorro e instrucción de ellos.
  • Hace donaciones para su sostenimiento a la Casa de Beneficencia y al Hospital.
  • Deja dinero para pagar a los maestros de sus escuelas.
  • Ídem para material pedagógico.
  • Premios anuales para los alumnos más destacados, aplicados y de buena conducta que sean merecedores de ellos y que cursen estudios en el Instituto.
  • Ayuda económica a las familias más necesitadas de aquellos alumnos que asistan a sus escuelas.
  • Clases de adultos.
  • Al terminar el curso, exámenes para premiar a los más aplicados: “las naciones más ricas son las más instruidas” recordaría.
  • Los albaceas y ayuntamientos juntos “procurarían hacer sus deseos con el celo interés que su calidad les impone dirigido a extender su instrucción en las clases desvalidas y premiar la aplicación y honradez para moralizarlas, combatiendo la ociosidad de donde dimanan todos los vicios y la hipocresía que tiene aprisionada la Inteligencia de los pueblos en las tinieblas de la ignorancia porque vive con ellas”.

 

Merece reseñarse el apartado que en el citado testamento dedica a la mujer donde se lee con placer: “la importancia de la mujer es tal que las naciones más ricas son las más instruidas, y las más instruidas aquellas en que la educación de la mujer está más extendida y perfeccionada.

EL MONUMENTO

El periodista Antonio Machado Álvarez “Demófilo”, padre de los poetas Antonio y Manuel Machado, también liberal y amigo de Aguirre, fue el primero que manifestó públicamente el deseo de erigirle un monumento en Cuenca a Lucas Aguirre, coincidiendo con la inauguración de las escuelas que llevan su nombre, hecho producido con gran solemnidad el 30 de noviembre de 1886, día de la onomástica de su padre, donde no faltó el reparto de socorros y una cartilla a los alumnos en la Caja de Ahorros de Madrid ( no existía en Cuenca), para así estimularlos en la virtud del ahorro.

Quería “Demófilo” que el monumento estuviese instalado cerca de las escuelas y también del obelisco que había en la entonces calle 15 de julio ( hoy calle Las  Torres) en memoria de las víctimas de los carlistas, en aquella infausta fecha de 1874.

La idea del monumento, aunque bien acogida, tuvo que esperar 40 años para ser una realidad.

Sería en 1925 cuando el proyecto fue tomando forma, aunque con escaso resultado económico. Este año se recaudaron 1.448’50 pts, más 100 pts que la Diputación Provincial había consignado en su presupuesto. Es a raíz de ello, cuando los niños y niñas se dirigen al patronato de Aguirre (constituido por R.O. en noviembre de 1912) y a la población conquense, especialmente a ex-alumnos, a través de la prensa local recordando que la suscripción seguía abierta y que los donativos se podían entregar en las escuelas y en la librería de Vicente Escobar.

Los niños que formaban la comisión fueron: Concha Torrijos Hortelano, Esperanza Torrecilla, María Vera, Ramón Serrano, Sotero Carralero Gómez y Francisco González.

Paralelamente, hubo otra comisión integrada por Cayo Conversa, alcalde de Cuenca, Pedro de La Muela, presidente de la Diputación Provincial, Anselmo Belinchón, visitador del Patronato, Mercedes Hortelano, alumna y maestra de las Escuelas de Aguirre durante más de 50 años, educadora de varias generaciones y muy recordada en Cuenca por su gran labor y Daniel Calvo Portero, alumno y maestro también del patronato, posteriormente inspector de Enseñanza Primaria, siempre un luchador infatigable por la dignificación del magisterio.

Siguiendo de nuevo a Basiliso Martínez dejó escrito como en la labor de recaudación del monumento tanto Calvo como Belinchón recorrieron en la Muy Noble y Leal Ciudad de Cuenca los domicilios de sus paisanos para la captación de donativos unas veces y otras, sin duda, recogiendo algún que otro desengaño, pero todo lo disculparon por el gran cariño y reconocimiento al liberal conquense.

Cabe señalar una aportación de 249 pts. por los alumnos de las Escuelas Aguirre de Madrid e incluso llegaron a representar una obra teatral para allegar fondos.

El monumento a Lucas Aguirre en el parque de San Julián que vemos en la actualidad, obra de laureado conquense Luis Marco Pérez, no es el proyecto primitivo (dato poco conocido). El primitivo llegó a tenerlo el escultor de Fuentelespino de Moya realizado en escayola un año antes de su inauguración.

En él se veía a Aguirre en posición de sentado en una gradería, con semblante sosegado, apacible, reflexivo, con sensación de hombre bienhechor.

En los laterales y al fondo se encajaban unos relieves que plasmaban el amor a la niñez mediante una madre que abrazaba a su hijo y en otro relieve un hombre que muestra una espiga como fruto de afán y constancia.

Pienso que la modificación del monumento proyectado pudo deberse a problemas económicos, pues no veo otra causa. Juzguen ahora las diferencias, aunque ello no altera ni reduce el homenaje permanente

AL EXCMO SR.

D. LUCAS AGUIRRE

Y JUAREZ

EL PUEBLO DE CUENCA

1927

Texto este que figura actualmente en la parte posterior de la basa que soporta el busto del benefactor, en la misma actitud que  el proyecto primitivo, donde cubriendo toda la parte delantera del pedestal se ven las figuras de dos niños sin ropaje que elevan los brazos en señal de gratitud y respeto, tocando con sus manos las flores que adornan y completan el relieve frontal

 

INAUGURACIÓN

Se  realizó el sencillo y sincero acto de inauguración del monumento a Lucas Aguirre el día 8 de septiembre de 1927 a las 11 de la mañana con asistencia del Alcalde-Presidente del Patronato Cayo Conversa, autoridades, maestros, alumnos de las escuelas que llevan su nombre y público conquense, aunque la asistencia no fue numerosa a causa de haberse suspendido con anterioridad la fecha de inauguración. Y este día de septiembre no fue suficientemente anunciado.

Discurso de Ángel del Campo y Cerdán en le inauguración del monumento a Lucas Aguirre en el Parque de Canalejas el 8 de Septiembre de 1927.

El discurso de inauguración fue pronunciado por Ángel del Campo y Cerdán, premio “Lucas Aguirre” en el curso 1894-95 por ser el mejor alumno del instituto de Cuenca. Era en 1927 catedrático de Ciencias de la Universidad Central. Este sabio conquense había sido meses antes (22 de junio de 1927) nombrado hijo predilecto de Cuenca por su reconocido prestigio.

Hizo Ángel del Campo, junto al monumento, una semblanza de la vida y obra de Aguirre y de su clarividencia, destacando, a mi juicio este párrafo que permanece de actualidad,  pese haber sido pronunciado hace casi 90 años:

“ Mas no es sólo el bienestar material, sino también el perfeccionamiento espiritual lo que Aguirre anhelaba para su Patria; que estaba bien persuadido de que sólo con la cultura es como pueden subsistir las democracias y es como llegan a ser inconmovibles las libertades de los pueblos”

 

 

Desde entonces, todos los años – el 20 de marzo – al cumplirse el aniversario de su fallecimiento los alumnos de las Escuelas Aguirre de Cuenca se dirigían con sus educadores al parque de San Julián, llevando en sus manos ramos de flores, igual hacían en la casa de la calle Alfonso VIII nº 45 donde nació y ante la placa que aún perdura con este texto: “ El Patronato de Aguirre de 1924 al gran filántropo, Excmo. Sr. D. Lucas Aguirre y Juárez que nació en esta casa el año 1800. + En Madrid el año 1873 “

Creo que aún se puede y debe sacar a Lucas Aguirre del desván injusto del olvido. Su personalidad y obra lo merece.

Seguimos beneficiándonos de su legado. Las escuelas que él fundó dejaron su actividad en 1975, pero, el edificio remodelado está ahí en la calle que lleva su nombre, muy cerca del parque dónde permanece             el monumento que el pueblo conquense levantó. En él se ubican en la actualidad, el Centro Cultural Aguirre,  sede de la Biblioteca Municipal, Archivo Municipal, Servicios de la concejalía de Educación, salas de exposiciones, salón de actos y otras dependencias para diversos usos.

El Centro Público de Adultos lleva su nombre.

Ser agradecidos, es de bien nacidos.

 

Antonio Rodríguez Saiz - Abril 2016