DOS PORTADAS PARA UNA IGLESIA HISTÓRICA

Antonio Rodríguez Saiz

 

Durante el trascurso del tiempo, por diversas causas, edificios singulares civiles y religiosos dignos del máximo respeto y protección padecen daños, destrozos y destrucción, en ocasiones de difícil recuperación, producidas por guerras, catástrofes de todo tipo, leyes, negligencias, descuidos… y otros que producen encono e irritación en el ánimo, perceptibles en personas con cierto grado de sensibilidad.

Extraño es encontrar un pueblo que no posea algún notable vestigio histórico o artístico digno de atención y cuidado que llegue, es un deber, a conmover fuerte y eficazmente a instituciones y personas para intentar, al menos, salvarlos, protegerlos y recuperarlos.

Viene a mi recuerdo algo que tiene que ver con lo sucintamente expuesto anteriormente. Es recordar el pleno ordinario en primera convocatoria (15-2- 1964) del Ayuntamiento de Cuenca cuando al final del mismo el concejal, José Viejobueno Olivito, con buena intención y propósito “pide que se sustituya la portada de la iglesia de Nuestra Señora de la Luz, por otra más artística, que podría ser si no hubiese inconveniente y se cediese al Ayuntamiento, la de Dominicos de Carboneras”.

Se refería el edil conquense a la bella portada del convento de Santa Cruz de Carboneras de Guadazaón que fue de la Orden de Predicadores fundado por los primeros marqueses de Moya, Andrés de Cabrera e Isabel de Bobadilla, declarado muchos años después (1981), monumento histórico artístico nacional.

Fue construido el convento-panteón a principios del siglo XVI   de una sola nave, planta de cruz latina con bóveda de crucería , ( restaurado en el siglo XVIII según trabajo  Martín de Aldehuela) y cedido a la  Orden de los Dominicos en mayo de 1504 cuando en el Capítulo  General de la Orden , celebrado en Peñafiel (Valladolid) el Maestro General de la Orden, fray Vicente Bandello recibió el título y escrituras de cesión del convento, huertas , censos, etc., de cuyo lugar sagrado diría el  cura y escritor, Carlos de la Rica que “ este lugar tiene especial relevancia en el hecho de América por la trascendental ayuda que a Colón prestara la marquesa”.

El motivo de ser conocido por el nombre de Santa Cruz es debido a que el 16 de julio la iglesia católica celebra el triunfo de la Santa Cruz y en una fecha igual del año 1480 los Reyes Católicos entregaron a los fundadores el título de marqueses de Moya y en esta misma fecha de 1500 se comenzaron las obras de su construcción, siendo obispo de Cuenca (1493-1518) , Rafael Galeote Riario, sobrino por línea materna del Papa Sixto IV pero que nunca estuvo en la diócesis de Cuenca, siendo regida en su nombre por un provisor .

En la iglesia – panteón fueron enterrados los marqueses de Moya, durante años allí estuvo la Santa Hijuela, reliquia testimonio del conocido y  prodigioso milagro ocurrido en Luchente (Valencia), regalo que el cabildo de Santa María de  Daroca (Zaragoza) hizo a la reina  Isabel la Católica donándola después a su gran amiga , Beatriz de Bobadilla que la regaló al convento,  en cuya iglesia durante muchos años se pudo admirar la interesante obra pictórica de Juan de Borgoña ( siglo XVI); ocho oleos sobre tabla pueden contemplarse en el Museo Diocesano de Cuenca y años antes en la Capilla Honda de la catedral

La elegante y exquisita portada del convento deseada, en su momento, se puede ver en el lugar y sitio para donde fue realizada. Es de estilo gótico isabelino, con arco conopial, vértice apuntado hacia arriba, frecuente en la época de su construcción, dos arcos rebajados simétricos (carpaneles) y parteluz que divide la entrada. En ella se aprecian decoraciones con motivos vegetales y en su parte superior los   escudos de los Reyes Católicos y marqueses de Moya.

Nada se recoge en los libros de actas que se custodian en el Archivo Municipal de Cuenca en relación de si hubo o no gestiones y de qué tipo por parte del dinámico concejal designado, Florencio Cañas Estival (según lo acordado) dedicado durante años con entusiasmo al resurgir histórico y cultural de la capital. Ello me mueve a inferir y sacar en consecuencia que serían varias los motivos del silente hecho para conseguir la cesión de la apreciada portada   con el fin de ser colocada en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Luz donde se venera la patrona de Cuenca y alcaldesa de la ciudad, junto al puente de San Antón (antes llamado del Canto).

Sería el impedimento y dificultad principal la inviabilidad y falta de posibilidades de llevarse a cabo, no prevista por la Corporación Municipal, el parteluz que separa las dos puertas de la entrada que no permitía la salida y entrada de los pasos que desfilan el Jueves Santo.

Aunque este impedimento no hubiese sido suficiente y se hubiese podido eludir, algo totalmente imposible, para conseguir el objetivo pensado puedo imaginar y conjeturar la oposición al traslado de la portada por parte de Carlos de la Rica y aún me atrevo a pensar que fuera el cura y poeta del Guadazaón quien zanjase terminantemente este asunto, conocido su ímpetu ante las causas que consideraba justas. No le recuerdo ningún comentario sobre ello, sí que la primera vez que vi la iglesia panteón y recinto fue gracias a él explicándola con detalle en compañía del archivero diocesano, Dimas Pérez Ramirez. Entonces en muy mal estado que se había ido deteriorando a raíz del Real Decreto de 25 de julio de 1835 que suprimía los conventos religiosos que no tuviesen 12 individuos profesos de los que dos terceras partes, al menos, fuesen de coro en cuya relación figuraban referidos a la provincia de Cuenca junto al convento de Dominicos de Carboneras los de Nuestra Señora de la Misericordia de Huete (monjas clarisas) y del Rosal de Priego (franciscanas).

Dato añadido es que en la relación del citado decreto figuraba por error la supresión en Cuenca del convento de San Esteban de los Olmos de Villayerno, Morquillas, cuando el sitio donde estaba situado era en la provincia de Burgos.

No fue esta la única vez que el Ayuntamiento de la ciudad hacia visible el interés de trasladar   la portada de un edificio religioso que había estado dedicado al culto a la iglesia donde se venera la patrona de Cuenca. Sirva de ejemplo el hecho que se relata a continuación pero, en esta ocasión, con más antecedentes y  detalles necesarios para llegar a un mejor conocimiento gracias, a una noticia publicada en el periódico madrileño  Informaciones  de fecha 20 de febrero del año 1931  donde se  recogía  la noticia  que se estaba destruyendo   la portada plateresca  ,por orden del Ayuntamiento de Cuenca , de la ermita de San Antón (actual Virgen de la Luz) con la excusa de la estrechez manifiesta para la salida y entrada de los pasos de Semana Santa para sustituirla por otra de estilo neoclásico de una iglesia  destruida y ruinosa adquirida por el Ayuntamiento ( se refería la  antigua iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos). A esta destrucción, según el periódico madrileño se añadía “la sistemática destrucción de las edificaciones que dan un singular carácter a esta ciudad, entre ellas, las Casas colgadas y las del barrio de la Judería”. Ante ese hecho destructor, que parecía, el presidente de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos por ser de su competencia había enviado sendos telegramas denunciando el despropósito, al director de la Academia de Bellas Artes y presidente   del Patronato Nacional de Turismo, Valentín Menéndez y San Juan (VI conde de Cimera).

De esta noticia se hizo rápidamente eco, Basiliso Martinez Pérez, autor del libro  “Postales  Conquenses” ,muy reivindicativo y exigente siempre con aquello  que la pareciese injusto para la ciudad desde su perspectiva., en un artículo (“Vox clamantis in deserto”)  publicado en el periódico  La Voz de Cuenca acusando de “grave atentado que se intenta consumar” y  en “ las tristemente célebres Casas colgadas transformadas en moderno chalet, sin traza alguna arquitectónica y ayuno de todo interés; ahí tenemos los malogrados barrios del Alcazar, San Miguel y San Martín….”

Ante tan contundente y severo artículo  el alcalde , Juan Ramón de Luz Sáinz contestaba desde las páginas de La Opinión, órgano que fue de la Unión Patriótica y cambiado  después el subtitulo por Diario de la Mañana explicando la actuación del Ayuntamiento  que “en su afán de conservar, no destruir”  se había considerado y estudiado cambiar la portada plateresca a un lugar interior protegido para evitar su destrucción por el peligro que  tenía a causa de los agentes atmosféricos  y el mal de piedra. De esta forma se consideraba que podría salvarse. Pensamiento que no se llegaría a realizar y en su lugar se había decidido  un  ensanchamiento de la otra puerta de la fachada de la iglesia; decisión que desconocía , Martínez Pérez y que  aclaró el periódico La Voz de Cuenca culpando de ello a un lapsus temporal por las circunstancias derivadas de tener el periodista su  residencia en Mosqueruela donde era maestro -director de las Escuelas Graduadas y desde ese pueblo turolense, situado en la comarca de   Gúdar-Javalambre  hasta Cuenca el correo  retrasaba las noticias varios días.

Sí quedó demostrado que se consideró y examinó la posibilidad de retirar la portada plateresca (siglo XVI) de su emplazamiento, que aún podemos admirar, cuyas puertas de madera están cerradas dejando un pequeño hueco denominado Capilla Penitencial que comunica con la bellísima nave del templo.

Poco tiempo después, del cruce de escritos indicados, se celebrarían en España Elecciones Municipales (12-4- 1931) con el resultado en Cuenca de 11 concejales de la Alianza Republicana Socialista y 10 de la candidatura monárquica. Dos días después el reloj de Mangana anunciaba el cambio de régimen en España y el día 16 se constituía un nuevo Ayuntamiento con alcalde republicano, Juan de Mata Romero, farmacéutico de profesión.

 

 Febrero 2023