LA ERMITA SOBRE LA PUERTA DEL CASTILLO

Antonio Rodríguez Saiz

 

“Cuenca tenía a principios del siglo XIX pocas calles y estas estrechas y en cuesta. Quitando la principal que con distintos nombres, baja desde la Plaza del Trabuco hasta el puente de la Trinidad las demás calles del pueblo viejo, no pasaban de ser callejones” (Pío Baroja)

Esta descripción hacía el famoso escritor vasco (1872- 1956) en su novela La Canóniga sobre la Muy Noble y Leal Ciudad a comienzos de aquel siglo caracterizado en España por grandes cambios y acontecimientos importantes durante todo ese tiempo. Datos que debió recoger en su visita a Cuenca procedente de Cañete, Salvacañete y Moya el año 1922, permaneciendo en la capital varios días con recorridos por sus plazuelas, rincones y monumentos, alternando conversaciones con sus moradores.

Aún permanecía la ciudad amurallada, en la época que se refiere, con un preocupante deterioro manifiesto. De ello se ha escrito abundantemente y ello me excusa de incidir motivo, por el que deliberadamente desciendo a un pequeño dato menos conocido como es  la información, para que el Concejo tuviese conocimiento de la situación, que exponían (13-11-1802) los regidores de  Cuenca , Francisco de Paula Castillo y el Conde de Cervera (Álvarez de Toledo), donde se leía  “ que el arco de la puerta de la ciudad que sale al barrio del Castillo amenaza ruina por la parte de dicho barrio y lo mismo la ermita de Ntra. Sra. de la Paz  que hay encima de ella con perjuicio de ocasionar desgracias”.  Escrito corto pero muy interesante demostrativo del hecho cierto y verdadero de la existencia en ese lugar de una ermita u oratorio público con advocación mariana muy antigua que data del siglo XI, aunque no era una ermita de características similares a las más de veinte que existieron en Cuenca todas ellas extramuros de la ciudad, excepto la de san Juan de Letrán (iglesia de san Pantaleón), sus ruinas aún permanecen al comienzo de la calle de san Pedro.

El notable iniestense, Mateo López, Maestro Mayor de Obras de la Ciudad y Obispado fue el designado por el Ayuntamiento para hacer una visita de comprobación y verificación de lo manifestado. Así la realizó acompañado de los regidores (desde 1800), Ignacio Rodríguez Fonseca y Santiago Antelo y Coronel elaborando, consecuencia de su reconocimiento, un informe fechado el diez de enero del año 1803: “…. He reconocido-decía- la Ermita u oratorio público con titulo de Ntra. Sra. de la Paz que hay sobre la puerta de la Ciudad nombrada del Castillo, y en su visita he advertido que toda su cubierta de texado y techo de cielo raso esta ruinoso y en mucha parte ya arruinado; sus puertas inutilizadas, y los tabiques de yesería de que se compone  desunidos y quebrantados en términos que necesita una reedificación casi total, que tendrá de coste como unos tres mil reales de vellón: pero como dha Ermita u oratorio en la actualidad no se considera precisamente necesaria, podría pensarse en acabarse de demoler, dejando en el grueso de la muralla sobre las puertas una tribuna donde subsistiese dho Santuario formando la Cubierta de texado sobre dha tribuna y muralla con los despojos de la demolición bien acondicionado con suficiente vuelo a uno y otro lado para el resguardo de las puertas habilitando su entrada y subida y nuevas puertas para quando se ofrezca; cuya obra podrá executarse dejándola con perfección y seguridad con setecientos y cinquenta reales de vellón sobre poco mas o menos “.

Concluía, Mateo López su informe manifestando que era muy necesaria e inevitable su reparación para prevenir la ruina total y el peligro de alguna desgracia personal.

Hubo diligencia, prontitud e interés para resolver este problema y dos días después de presentado el informe los Sres. Obreros Mayores ordenaron que se pasase el informe a la Junta de Propios. Esta Junta estaba formada por el corregidor y justicia mayor de esta ciudad de Cuenca y su Tierra por su majestad, regidores, Antelo y Moya, diputado de común (encargado de vigilar la conducta de los regidores, en especial temas de abastos) y personero (representante de la ciudad en las reuniones del Ayuntamiento presentando quejas) y el contador.

La Junta de Propios acordó que se realizase la obra necesaria en la ermita, destinada al culto como lugar de oración y recogimiento eligiendo la segunda opción por importe de setecientos cincuenta reales que el Maestro Mayor de Obras (arquitecto) había calculado con cargo al capítulo, según reglamento de “Bordes, Puentes y Murallas”

Cuando, Mateo López   hizo el informe solicitado se cumplía un mes que había fallecido el ilustrado obispo conquense, Antonio Palafox y Croy, ambos muy amigos Quiero imaginar que de no haberse producido su muerte a consecuencia de las heridas en una pierna cuando prestaba ayuda a unos obreros, el arreglo de la ermita de Nuestra Señora de la Paz, aunque de propiedad municipal, hubiese sido realizada con más medios económicos. La imaginación me lleva a creerlo así desde el recuerdo a la gran labor de Palafox en lo pastoral, económico, educativo, cultural, social…, en los cuarenta años que fue arcediano, canónigo y obispo de la diócesis de Cuenca

En la actualidad existe en la capital una iglesia parroquial situada en la calle Santiago López inaugurada el cuatro de febrero de 1973 que tiene por nombre Nuestra Señora de la Paz

 

Fuentes consultadas.

Archivo Municipal de Cuenca, legajo 1237 expediente 8 y libro de actas 1802 y 1803

 

 

Julio 2022